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Aprender a ir en bici a los cuarenta y cinco años

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Texto y fotos: Isis Mas | 11 Dec 2019

Aprender a ir en bici a los cuarenta y cinco años

Aprender a ir en bici a los cuarenta y cinco años

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“Ir en bici es cosa de chicos”. Así era la mentalidad no hace tanto tiempo en España. Esta situación provocó que muchas mujeres —niñas por aquel entonces— no tuvieran la oportunidad de aprender a montar en bicicleta. Por ello, existen iniciativas para promover la movilidad sostenible y la equidad con acciones de formación y sensibilización de la ciudadanía. Entre ellas se encuentra el proyecto Me Muevo Por Fuenlabrada, en el que el aspecto del género es una parte importante desde su origen.

Aprender a pedalear desde cero es la ilusión de un grupo de mujeres de entre cuarenta y cinco y sesenta y cinco años que, gracias a este tipo de iniciativas, han podido recuperar un sueño de la infancia para hacerlo realidad un tiempo después. Por motivos familiares durante la niñez —tanto económicos como sociales— así como por falta de tiempo durante le etapa adulta, muchas de estas mujeres no han tenido la opción de pedalear. Sin embargo, tres o cuatro décadas más tarde mantienen intacto el ánimo y el deseo por aprender y poder rodar en bicicleta.

La sensación de inseguridad y las dudas es lo primero que se percibe cuando comienza la sesión. Algunas lo han intentado con anterioridad, de forma muy autodidacta, y han tenido malas experiencias que les ha provocado una pequeña frustación. Pese a ello, existe una voluntad implacable de superación y esfuerzo en todas ellas. Achacan esta impresión a su cabezonería, aunque lo que puede observarse es una gran fortaleza. 

El ritmo de aprendizaje no es igual en todas las participantes, pero tras dos horas y media de sesión —son tres en total— la mayoría es capaz de pedalear. En un entorno de seguridad y confianza es impresionante ver la transformación que sufren, el cambio de actitud y la expresión de sus caras. Para ellas la bicicleta es un símbolo, una conquista personal y una emoción que va más allá del equilibrio en movimiento. Es, asimismo, una sensación de haber conseguido por fin aquello que se les negó o se les dijo que no serían capaces de hacer. 

Han logrado tumbar barreras mentales, propias o impuestas, para darse cuenta de que tienen la capacidad para realizar lo que consideraban imposible o impensable. Gracias a ello se abre un nuevo abanico de posibilidades, un sentimiento de libertad, de poder comunicarse con su entorno encima de una bicicleta y poder hacerlo de forma totalmente independiente. Se trata de una experiencia muy intensa y enriquecedora, por lo que al terminar, algunas ya tienen planes y se marcan nuevos objetivos futuros. 

En el proyecto Me Muevo Por Fuenlabrada, mucho más amplio, existen diversos escalones de aprendizaje que abarcan desde maniobras básicas hasta posicionamiento en intersecciones en niveles más avanzados. Algunas de estas acciones del programa las lleva a cabo la cooperativa CambiaMO con el objetivo de formar competencias en conducción ciclista. 

El objetivo de este taller de formación en ciclismo urbano llamado Una Bici Más no es centrarse exclusivamente en la educación víal, sino extender una metodología estandarizada para trabajar las diferentes maniobras y situaciones que todo ciclista puede encontrarse durante sus desplazamientos, partiendo del modelo británico Bikeability. La formación dota a los potenciales ciclistas de los conocimientos y habilidades necesarios para incrementar su seguridad y, así, decidirse a usar la bicicleta como método de transporte habitual. 

Una Bici Más es fruto de la colaboración de dos coordinadoras estatales: ConBici y Factoría de Ciclistas. Ambas suman más de cincuenta años de experiencia en la promoción y educación en el uso de la bici a trav Biciclot en Catalunya, Bizieskola y Txita en Euskadi, La Ciclería en Aragón, Aula de la bici en Valencia, Iru Ziklo en Navarra, Tenerife por la Bici en Canarias, y Rutas Pangea y Goteo Coop en Madrid.

En definitiva, estos proyectos, programas e iniciativas tratan de concienciar a la ciudadanía de la movilidad sostenible en las ciudades y buscar alternativas a los vehículos para los desplazamientos cotidianos. Esto supondría el aumento en el número de ciclistas, mejores ciudades y se traduciría en ciudades más sostenibles.