La exposición ‘Terra’ realiza un recorrido por la historia del universo ‘biker’ a través de piezas originales para comprender el cambio hasta su sofisticación actual
El corazón de Andorra La Vella alberga un espacio museístico y de interpretación de la historia de la bicicleta que se ha posicionado como un referente en el sur de Europa. Las instalaciones de Bici Lab Andorra, con más de 1.700 metros cuadrados de exposición, se nutren, preservan y exhiben de forma permanente la colección privada de la familia Riberaygua, repleta de grandes tesoros ocultos con hasta 200 años de antigüedad.
El director del museo, Edu Tarrés, lo define como un lugar de culto para los amantes de la bicicleta que permite comprender su importancia en el desarrollo de la sociedad. “No hablamos solo de ciclismo como deporte, sino que nos interesa contar cómo este medio de transporte ha estado presente en múltiples aspectos de la vida cotidiana. Queremos ofrecer una visión de 360 grados sobre la bicicleta y su impacto”, explica.
La exposición permanente de Bici Lab Andorra es un espacio invita a un viaje en el tiempo, desde los primeros pasos hacia la movilidad personal hasta su influencia como campo de experimentación científica. En total, cerca de 360 modelos de bicicletas que combinan la curiosidad de los primeros velocípedos de madera de la década de 1860 con la fascinación de los últimos prototipos forjados con los métodos más avanzados y técnicas innovadoras.
La bici de montaña en el centro de la escena
La gran variedad de bicicletas icónicas que se pueden disfrutar durante todo el año en este centro museístico se entrelaza con propuestas temporales que proponen líneas de pensamiento alrededor de la bicicleta como herramienta para conectar gente y territorio, así como otras temáticas específicas. La última muestra, que se puede visitar hasta el próximo 11 de enero, se adentra, en este caso, en el universo del ciclismo de montaña.
La exposición ‘Terra’ supone un recorrido sobre la evolución del mountain bike desde los primeros experimentos de los años sesenta hasta su sofisticación actual como disciplina profesional. En este contexto, Tarrés destaca la bicicleta Columbia de 1962 como una de las grandes piezas de la muestra. “Es la síntesis representativa de cómo se comenzó a germinar el mundo de la BTT en California. Muchos jóvenes transformaron en sus garajes bicicletas de paseo en máquinas capaces de descender a toda velocidad”, relata.
El discurso de ‘Terra’ combina bicicletas originales, componentes, maillots, cascos y gafas, cedidas tanto por instituciones como figuras claves del mundo ‘biker’, con vídeos y otros elementos interactivos que buscan sumergir al visitante en ese espíritu pionero, aventurero y soñador. Nada más acceder nos dan la bienvenida un modelo Yeti y otro de Mondraker enfrentados y acompañado de un maillot de campeón del mundo de Tomi Misser.
En este sentido, la muestra explora el cambio que marcó el inicio de la industria moderna del ciclismo de montaña. “A finales de los setenta, los jóvenes entusiastas comenzaron a recibir encargos de otros ciclistas que querían bicicletas similares. Esa fue la semilla de las primeras fábricas, aunque el verdadero salto fue en 1981 cuando Specialized lanzó la Stumpjumper, la primera bicicleta de montaña producida en serie”, destaca Edu Tarrés.
Este modelo disruptivo, del que tan solo se fabricaron 500 unidades, fue el detonante del cambio en el ecosistema de la industria ciclista y el crecimiento del sector como una entidad global que no ha dejado de innovar con marcas que lideran el desarrollo tecnológico. En ‘Terra’, explica Tarrés, los visitantes pueden descubrir cómo cada disciplina de este deporte —descenso, cross-country, trail, enduro o all mountain, entre otras— ha moldeado el diseño de las bicicletas para adaptarlas a las necesidades específicas de la modalidad.
Conexión emocional
Más allá de los aspectos técnicos, ‘Terra’ cuenta con piezas originales cedidas por Tomi Misser, uno de los pioneros y referentes del ciclismo de montaña en España; Carlos Coloma, medallista olímpico; Anne-Caroline Chausson, una de las grandes leyendas con 16 títulos mundiales de descenso; Frank Parolin o Loana Lecomte; la Unión Ciclista Internacional y marcas andorranas como Commencal y Forestal Bikes.
Una de las bicicletas más especiales de la exposición es el prototipo exclusivo que BH diseñó para Carlos Coloma tras su bronce en los Juegos Olímpicos de Río 2016. “Es un homenaje a su logro y es emocionante tenerlo aquí para que la gente lo pueda admirar de cerca”, señala Tarrés. Además, la muestra culmina con el ejemplar de una push bike en miniatura que se entregó a todos los ganadores durante el Campeonato del Mundo de ciclismo de montaña celebrado en Andorra en 2015 en el Bike Park de Vallnord-Pal Arinsal.
*Más información en https://www.bicilabandorra.com/es/
El reportaje completo lo podrás leer próximamente en el número de la revista VOLATA#44