La Orbea Cadí Challenge se presenta como una seductora apuesta dentro del calendario de marchas cicloturistas en territorio catalán. Siendo este 2019 su tercera edición, la base de trabajo y experiencia ya es cuantiosa. El formato de dos días le otorga un carácter novedoso en comparación al resto de pruebas del calendario. Un sábado y un domingo que invitan a disfrutar los sinuosos trazados, unidos por Jordi Laparra, y degustar la experiencia del descanso en medio de la Cerdaña, a pie del Pirineo catalán.
Lejos de la configuración habitual de las marchas nacionales —siguiendo el guion de madrugón, carretera, recogida de dorsal, salida, pedaleada, llegada, ducha, plato de pasta, carretera y vuelta a casa— la organización de la Orbea Cadí Challenge hace una apuesta por un proceso más reposado. El claro objetivo es romper el ritmo de vida y el cicloturismo habitual, alimentado por prisas, estrés y ese aura de competición encubierta que solemos encontrar. Se puede dilucidar que estamos ante un proyecto humilde diseñado con cariño, dedicación y deseo que pueda crecer, pero sin perder ese rasgo tan característico, ideado por Albert Vilana.
La estructura se sotenía en dos jornadas cargadas de dureza y naturaleza. La primera etapa, de 135 kilómetros, partía de Guardiola del Berguedà y finalizaba en Tallò tras más de 3.000 metros de desnivel positivos. Esta localidad nos acogía durante una noche en la que descansar y recuperar el entusiasmo por afrontar una nueva jornada a la mañana siguiente. En este caso el recorrido sufría una pequeña variación, aunque mantenía la esencia principal del día anterior volviendo al punto de partida de la marcha después de superar 112 kilómetros, tres puertos de montaña y 2.300 metros de desnivel.
El número limitado de dorsales también supone un punto a favor, ya que lejos de pedalear con miles de compañero/as ruedas con unos pocos centenares. A pesar de ello, la tercera edición ha contado con más de 150 inscritos. Este elemento le aporta cercanía a la jornada, facilitando que los grupos de participantes se animen a compartir experiencias durante la ruta, los tiempos de relax en el punto de descanso y la pernoctación.
Como broche final, la organización se aleja de las rutas más asiduas de la zona para adentrase en la Sierra del Cadí. Un pico ubicado en el Parque Natural del Cadí-Moixeró y que ofrece una espléndida belleza, especialmente en verano y otoño. La Seu d’Urgell, a lomos de un desconocido como el Coll de la Traba, se presenta como un magnífico portal para introducirse en las entrañas del Parque. Los espesos bosques laterales al inicio del puerto se transforman en zonas más expuestas a medida que nos acercamos a los 1480 metros sobre el nivel del mar. El descenso y la rodada hasta Tuixent son un auténtico placer para la vista del cicloturista, siempre y cuando decidas centrar tu atención en el entorno y dejes de lado, por un momento, la pantalla del dispositivo que analiza tus watios. En ese preciso instante es donde radica el atractivo de esta marcha cicloturista, disfrutar mientras pedaleas y despreocuparse cuando bajas de la bicicleta. De facilitar que se exprima esta experiencia al completo se encarga la organización y el grupo de voluntarios que nos acompañan durante estas poco más de 36 horas respirando cicloturismo en el sentido más puro, si existe, de la palabra.
Uno de los secretos, y el mayor encanto que nos presenta esta marcha, es el recorrido, centrado en las comarcas del Berguedà, la Cerdaña y el Ripollés. En estas zonas de Catalunya, a pies de los Pirineos, encontramos hasta cuatro marchas que confluyen en sus recorridos: la Cadí Challenge, Cuatre Cims, Ruta Minera, Cerdanya Cycle Tour y la recién estrenada Tres Nacions. El secreto en todas ellas es poder disfrutar de puertos exigentes envueltos en un entorno sencillamente espectacular. El Coll de Merolla, Coll de la Creueta, Collada de Tosses, Coll de Josa y el insufrible Pradell son adoptados a lo largo de distintos fines de semana con el único objetivo de hacer disfrutar a los amantes de las dos ruedas.
Iniciativas como esta, que rescatan en mayor medida la actividad de disfrutar de la bicicleta por placer que por práctica competitiva, van ganando terreno. Por ello, la entidad que sostiene la Cadí Challenge ha desarrollado el proyecto Back Road Challenges, estrenándolo este pasado octubre con una nueva aventura de dos días por el Pirineo y Girona: Pirineu Girona Challenge. Lejos de visitar los clásicos puertos de la zona nos invitan a bordear la frontera con Francia, sin relegar las míticas ascensiones a puertos de envergadura como el Col d'Ares o Mare de Déu del Mont. El próximo año, 2020, nuevas rutas y aventuras nos llevarán a cruzar el mediterráneo en ferry para proseguir con dicho formato en la Isla de Mallorca. La idea es sencilla, coleccionar puertos en formato cicloturista.