Olga Àbalos | 09 May 2025
La Vuelta Femenina desde dentro: una experiencia trepidante en Barcelona
El domingo4 de mayo tuvimos la suerte de vivir una de esas experiencias que todo amante del ciclismo debería tener al menos una vez en la vida: seguir una etapa de una gran vuelta desde dentro de la carrera, a bordo de uno de los coches de Škoda que gestionan invitados. Estar en ese entorno, tan cerca de las ciclistas, te permite ver la competición desde una perspectiva totalmente distinta, casi de espía. Es una oportunidad única para entender cómo funciona el ciclismo profesional desde dentro, con todos sus detalles, tensiones y emociones.
La primera etapa de esta edición de La Vuelta Femenina arrancaba en un escenario inmejorable: el Passeig de Gràcia de Barcelona, justo al lado del enmblemático edificio de La Pedrera. Allí comenzaba una contrarreloj por equipos de 8,1 kilómetros, un formato exigente y muy técnico que requiere una coordinación perfecta entre las corredoras. A pesar de que el perfil era prácticamente llano, cualquier error en la ejecución podía tener consecuencias importantes en la clasificación general. A falta de un par de horas para el inicio de la etapa, los distintos equipos se dirigían a la rampa de salida para hacer el reconocimiento del circuito y terminar de hacer los últimos ajustes. El Laboral Kutxa ultimaba los preparativos técnicos, el SD Worx, con Anna van der Breggen a la cabeza, se mostraban muy concentradas, mientras que el Lidl-Trek formaba un corrillo en el que la neerlandesa Ellen van Dijk —tres veces Campeona del Mundo de Contrarreloj—daba las últimas indicaciones a sus compañeras. El equipo americano era uno de los favoritos para ganar esa primera etapa.
La estampa ciclista contrastaba con la vida habitual de ese cruce del centro de Barcelona, tan sobreexplotado por el turismo. Alrededor de toda la infraestructura de La Vuelta Femenina, centenares de visitantes seguían haciendo fotos a La Pedrera ajenos a la etapa, los guías mantenían su rutina con sus clientes y los turistas seguían arrastrando maletas arriba y abajo. Eso sí, con algunas dificultades para cruzar algunas de las principales arterias de la ciudad.
La etapa empezó puntual a las 13:00 h y a las 13:12 h fue nuestro turno. A pocos metros de la rampa de salida, el coche Skoda con el que nos introduciríamos en la burbuja de la carrera, nos esperaba. Salimos con rapidez justo detrás del equipo Human Powered Health, conjunto que logró uno de los mejores diez tiempos del día. La perspectiva desde el interior del vehículo era privilegiada: se podía observar de cerca cómo se producían los relevos entre las ciclistas, cómo se comunicaban entre ellas, y cómo cada movimiento estaba milimétricamente calculado. Fue impresionante comprobar el nivel técnico del ciclismo femenino actual, especialmente en una disciplina que suele tener un protagonismo escaso durante la temporada. También fue muy reconfortante ver cómo todas ellas cuentan con material de altísima calidad, al nivel del mejor ciclismo profesional.
Aunque la etapa se resolvió en menos de diez minutos —en concreto, el Human Powered Health completó la etapa con un tiempo de 9'50''—, fue una experiencia intensa y emocionante. Incluso para los conductores de los coches de invitados, que deben moverse con precisión dentro de la carrera, respetando tanto las normas internas de La Vuelta como las regulaciones de la UCI. No hay margen para despistes: todo está cronometrado, planificado y supervisado al detalle.
Aunque no era la primera vez que en VOLATA podíamos vivir una experiencia parecida gracias a Škoda —en el número 28 de la revista, podéis leer un reportaje relacionado—, cada etapa y cada carrera es distinta, y siempre hay cosas nuevas para aprender y descubrir. En este caso, la sensación reconfortante de la evolución y profesionalización del ciclismo femenino en una competición que en tres ediciones se ha consolidado como una de las tres grandes vueltas por etapas del calendario Women's World Tour. Prueba de ello, era el gran nivel de participación, con Demi Vollering (FDJ-Suez) a la cabeza como gran favorita a revalidar del maillot rojo, como así sería.
Esta profesionalización también se palpó en el enfado de las corredoras del Visma Lease a Bike, que no pudo salir al completo desde la rampa de salida porque fueron perjudicadas por el retraso acumulado en la revisión de las bicis por parte de los comisarios de la UCI. Ese retraso se debió a que el equipo Movistar Team no se presentó a la hora prevista para dicha revisión y eso provocó un decalaje en los horarios que la organización no pudo o supo remontar.
Finalmente, fue el equipo Lidl-Trek quien consiguió la victoria con un tiempo de 9'30'', seguido del SD Worx, con 9'33'' y del Liv AlUla Jayco, también con 9'33''.
Más allá del espectáculo deportivo, etapas como esta, que por unas horas conquistó el centro de una gran urbe, sirven para acercar el ciclismo femenino al gran público, mostrar su espectacularidad y contribuir a su profesionalización y crecimiento. Otro debate, que dejaremos para otra ocasión, es si acojer grandes eventos deportivos es beneficioso para una ciudad como Barcelona, muy tensionada y al limite de su capacidad turística. Sea como sea, vivir la Vuelta Femenina desde dentro, aunque sea durante unos pocos kilómetros, te permite conectar de forma directa con todo lo que hace especial a este deporte y poner en valor toda la infruestructura que lo hace posible.