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Más que policía y más que velocista

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Albert Rabadan | 14 Sep 2014

Más que policía y más que velocista

Más que policía y más que velocista

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Este domingo, John Degenkolb ha subido al podio de Santiago de Compostela para celebrar con la entrega del maillot verde la consecución de la clasificación de la regularidad de la Vuelta a España. A sus 25 años, será la primera vez que el alemán consiga en una gran vuelta la prenda que suele premiar al mejor velocista de la carrera, y lo hará en la ronda de tres semanas que más le ha dado: en la Vuelta debutó en una grande en 2011, y fue la edición de 2012 la que le puso en la élite mundial con sus cinco triunfos parciales.

Si hacemos caso a las cifras, es decir, las cuatro etapas ganadas este año, y sabiendo que todas las ha conseguido en llegadas masivas, sería fácil etiquetar a Degenkolb como un velocista –que lo es–, pero el ciclista de Giant-Shimano es mucho más, y lo ha demostrado desde que era amateur y corría con ese enorme cuerpo de policía en excedencia que le caracteriza. Su velocidad no le quita ni un gramo de una fuerza y resistencia que le valen para ser competitivo en muchos terrenos. Sumado a su ambición, parece claro que el de Gera será una de las ruedas más peligrosas en el mundial de Ponferrada.

Una prueba de su calidad y polivalencia es que con solamente 19 años y en su primer año en la categoría fuera medallista en el mundial sub23. Degenkolb ganó en 2010 la 

clasificación general de la carrera de su casa, la Vuelta a Turíngia, una de las rondas por etapas más prestigiosas del calendario amateur internacional que siempre tiene una crono y una etapa de recorrido quedrado, casi montañoso. En aquella etapa ganó el que entonces corría para el reconocido Thüringer Energie (de allí han salido también Tony Martin o Marcel Kittel, entre otros), llegando en solitario junto a un pequeño escalador como Timothy Roe.

Como profesional tampoco ha dejado nunca de sorprender, poniendo a prueba su físico de velocista en escenarios muy diferentes. Ya en la temporada 2011, la de su debut, donde ganó dos etapas en el Dauphiné, ya hizo una gran París-Roubaix. Y es que en las clásicas es donde el alemán exhibe especialmente su potencial, como en su brillante victoria en la París-Tours de 2013 (abajo se puede ver el resumen por parte del siempre ingenioso Cosmo Catalano), una de las mejores de su carrera, donde se filtró en todos los cortes de los quilómetros finales para luego rematar en el sprint. Una victoria más en una carrera que no cesa de crecer, sin prisa pero sin pausa, y a la que cuesta ver un techo claro.