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África llega a la élite

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Albert Rabadan | 14 Dec 2015

África llega a la élite

África llega a la élite

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Creo que los deportistas del este de África son, potencialmente, los mejores deportistas de fondo en el mundo dada su fisiología y su vida pasada en altitud. Por el momento, el principal problema son las infraestructuras, las carreteras, el equipamiento y las federaciones, que son un desastre. Es un poco salvaje ahora, pero realmente creo que ahí hay una enorme capacidad desarrollo”

Chris Froome, ganador del Tour de Francia 2013 y 2015

 

El último ganador de la carrera ciclista más importante del mundo es nacido en al capital de Kenia, Nairobi. Hijo de diplomáticos, Chris Froome estudió luego en Sudáfrica y en mayo de 2008 cambió su nacionalidad a británica, como sus padres. Pero, sin duda, su caso ya es una buena prueba de que el continente africano, el gran olvidado en el ciclismo, está llegando al máximo nivel.

En la temporada 2016 que está cerca de comenzar, el Team Dimension Data sudafricano se convertirá en el primer equipo africano en la historia del WorldTour, la máxima categoría del ciclismo de carretera. La misma estructura, dirigida por Douglas Ryder, también hizo historia debutando en el pasado Tour de Francia, donde el eritreo Daniel Teklehaimanot se convirtió en el primer africano en vestir el maillot de la montaña.

Un poco de historia

Es divertido constatar que este año también se han cumplido 65 años del primer equipo africano en la historia del Tour: era 1950 y se presentó a la salida una selección compuesta por cuatro argelinos y dos marroquíes. Acabaron dos de ellos: Custodio dos Reis (26º a 1 hora, 59 minutos y 58 segundos del ganador, el suizo Ferdi Kübler) y Ahmed Keibali (40º a 2 horas, 27 minutos y 17 segundos).

El primero de ellos, el marroquí Dos Reis, se impuso en la 14ª etapa tras rematar una escapada en los 222km que separaban Nîmes de Toulon. Pero no fue él quien se llevó el hito de convertirse en el primer africano en ganar una etapa en la Grande Boucle, sino que justamente en la etapa anterior había ganado el argelino Marcel Molinès en Nîmes.

Sin embargo, la historia más conocida de aquel día no es tanto la victoria histórica de Molinès como el espectáculo de su compañero de fuga, el también argelino Abdel-Kader Zaaf, que iba a colocarse líder de la carrera por los 16 minutos de ventaja que llevaban. Pero, a unos 15km de meta, un Zaaf deshidratado empezó a marearse. Cuenta la leyenda que, sediento, tomó algo vino de un espectador, y totalmente desorientado, reemprendió su marcha en dirección contraria hasta que acabó dormido debajo de un árbol. Aquí acabó su aventura en el Tour.

Patrocinadores, fundaciones... y Cavendish

Ahora, todo es menos precario y menos aventurero, y el ciclismo africano ha llegado a la máxima categoría de la mano de un proyecto que ha llegado hasta aquí en gran parte por estar empujado por grandes patrocinadores. Douglas Ryder, un ex-ciclista que trabajó en IBM y Microsoft tras su retirada, ha sido capaz de atraer a marcas del sector de la informática y las comunicaciones a un equipo con buena imagen, ligado al crecimiento de la África negra y a la fundación Qhubeka.

Dicha organización busca recaudar dinero para entregar bicicletas a sitios africanos lejanos al transporte público. A su vez, a los que reciben dichas bicicletas les son designadas tareas de reciclaje, plantación de árboles o participación en el desarrollo de su zona.

De esos dos mundos ha salido una plantilla que ha tenido siempre como icono el ruandés Adrien Niyonshuti, superviviente del genocidio en el que perdió a toda su familia, donde el principal proyecto de futuro es el talento eritreo de la mano del citado Teklahaimanot, Merhawi Kudus o Natnael Berhane, pero que a la vez se ha ido nutriendo de talento europeo hasta el punto que este año se ha fichado al británico Mark Cavendish, el mejor velocista de la última década, junto a su círculo de confianza (tanto de lanzadores como de Rolf Aldag a la dirección deportiva).

Falta por ver si este proyecto, que ya se ha hecho mayor, da solidez a una estructura que sustente las bases para normalizar en la élite el ciclismo africano, que ya se va nutriendo de proyectos como el del Team Rwanda, perfectamente documentado en el documental “Rising From Ashes”, de T.J. Johnstone, que se visionó en el Festival Rueda, otros más pequeños como el del campeón de Togo... y otros tantos que nos quedan por conocer.