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El D.C.B.-Moritz, un equipo pionero del ciclismo amateur

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Redacción / Fotografías: archivo Inverse | 18 Mar 2020

El D.C.B.-Moritz, un equipo pionero del ciclismo amateur

El D.C.B.-Moritz, un equipo pionero del ciclismo amateur

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La vida da vueltas y, a veces, se acaba volviendo a lo que un día uno fue. En los años setenta, el equipo D.C.B.-Moritz se convirtió en uno de los referentes del ciclismo amateur español tanto por el número de victorias como por su calado entre los aficionados. Llegaron a tener más de seiscientos socios y varios equipos en distintas categorías, y, además, la vinculación directa del club con diferentes competiciones en aquella época, como las ya desaparecidas Setmana Catalana —nacida en la primavera de 1962— y la Escalada a Montjuïc —creada en marzo de 1965—, son pruebas irrefutables de este peso específico.

Durante cuatro temporadas, de 1971 a 1974, el D.C.B.-Moritz, siempre presidido por Joaquim Sabaté, ganó 41 carreras y entre sus filas destacaron ciclistas como Manuel Rodríguez Ayora, padre de Purito Rodríguez, o Josep Tena, que posteriormente pasó a profesionales con el KAS. Fueron unos años en los que el club y la cervecera barcelonesa establecieron una colaboración muy estrecha que dejó huella en el mundo del ciclismo, ya sea por los logros deportivos ya sea por aquel maillot de color amarillo tan reconocible. La relación se truncó en 1974 debido al contexto económico del tardo franquismo pero lo conseguido entonces conecta, no sin una dosis de romanticismo, con la nueva etapa de Moritz en el ciclismo. Este 2020 se convertía en uno de los patrocinadores principales de la Volta Ciclista a Catalunya.

 Pero, ¿cómo llegó Moritz, una cervecera fundada en 1856 por el alsaciano Louis Moritz Trautmann, al ciclismo? Su aparición en el mundo del deporte no se entendería sin un par de figuras clave. Por un lado, la del club Esport Ciclista Barcelona (D.C.B.), fundado en 1929, que a lo largo de todo un siglo fue uno de los puntales ciclistas en Catalunya. Por otro, y ligado al club, Joaquim Sabaté Dausà, presidente de la entidad, desde 1962 hasta su muerte, en 2001. Fue un referente indiscutible del ciclismo catalán durante décadas y pieza fundamental en la creación de pruebas profesionales y amateurs. Así que, cuando en 1971, la cervecera barcelonesa se inició en el patrocinio del ciclismo, el potencial del equipo se multiplicó. De hecho, fueron los años más fructíferos del D.C.B., en los que militaron algunos de los mejores corredores catalanes de aquella época y se dio un gran impulso a las categorías inferiores. El palmarés se llenó de innumerables victorias de un solo día y en carreras por etapas. Fue un tiempo en el que el D.C.B.-Moritz dominó el ciclismo amateur español. Aquel mismo 1971, Rodríguez Ayora se convirtió en Campeón de España amateur.

En una visita a la redacción de El Mundo Deportivo de la cúpula directiva del club, con Sabaté al frente, para pasar revista al estado de forma del club y, en referencia a los logros deportivos, afirmaban: "se trata del deber cumplido de acuerdo con su afición al ciclismo y a uno no le queda otra solución que el ciclismo, afortunadamente, aún cuenta con algunos románticos, que podrían compararse a los de principios del siglo" [sic]. El mismo artículo calificaba la actividad del D.C.B.-Moritz como "la mejor proeza del año en la esfera del ciclismo catalán (…) digna de toda consideración".

Los buenos resultados del equipo y la notoriedad que eso conllevó, ayudó a doblar el número de socios para sobrepasar la cifra de los seiscientos. En este sentido, el trabajo de base era uno de los aspectos más destacados. El crecimiento del club propició la incorporación de un profesor de cultura física, Manuel Soriano, que, tres veces por semana, daba clases a los miembros de la Escuela de Ciclismo. Eran años dorados, de plena actividad entre semana combinada con las salidas por la zona del pantano de Vallvidrera durante los fines de semana.

La formación fue tan sólo la antesala del éxito de los mayores. Las fantásticas campañas que completaba el equipo llamaron la atención de los equipos profesionales que contactaron con ciclistas del D.C.B.-Moritz. Fue el caso, por ejemplo, de Josep Tena, que fichó por el KAS aunque una lesión le cortó su trayectoria. O el de Pere Vilardebó, que en 1973 recibió una oferta que le doblaba el sueldo para irse a correr a Madrid, pero prefirió quedarse en el equipo porque "más que un equipo, lo nuestro es una colla". Años más tarde, Vilardebó acabó corriendo en el TEKA, el KAS y el Flavia.

La crisis económica de 1973 limitó las aspiraciones del equipo que cada vez veía más complicado completar el presupuesto anual de cuatro millones de pesetas. Y también abandonar las esperanzar que el D.C.B.-Moritz pudiera llegar a tener un equipo profesional. Fue así como en 1974 Moritz cesó en su patrocinio y se vieron por última vez aquellos maillots de lana poco flexibles, tejidos con telares y que cuando se mojaban pesaban lo indecible. Pero su imagen icónica perduró y es hoy en día parte de nuestra historia ciclista y objeto de coleccionistas.

En 2017, Moritz consiguió reeditar aquel maillot con la complicidad de Inverse, la marca de ropa que el mismo Sabaté creó que en 1969, y este 2020, la cervecera ha dado un paso más. No para competir pero sí para estar al lado del ciclismo con sus patrocinios a pruebas como la edición número 100 de la Volta Ciclista a Catalunya –cancelada por ahora a causa de la crisis por el Covid-19—, en la que esponsorizaba el maillot del mejor ciclista catalán de la general. Si pronto volvéis veis los colores de Moritz por las carreteras, ya sabréis de donde vienen.

Más información sobre Moritz en su página de FacebookInstagram @MoritzBarcelonaTwitter @MoritzBarcelona