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Las piernas de David De La Cruz

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Franc Lluis Giró | 08 Apr 2017

Las piernas de David De La Cruz

Las piernas de David De La Cruz

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David De La Cruz (Sabadell, 1989) lleva un inicio de temporada impresionante, el de su confirmación. Ganador de etapa en dos grandes escenarios como la París-Niza y la Vuelta al País Vasco, solamente la temida subida a Arrate le apartó del liderato este viernes en la carrera vasca. Los inicios del ciclista del Quick Step los explicó Franc Lluis Giró en la sección Rebombiner del VOLATA 9, todavía disponible en nuestra tienda virtual, que ahora publicamos en abierto en el blog.

David De La Cruz subió el puerto de Les Estenalles en un tiempo récord. Nadie lo comprobó; no hay registros oficiales, ni minutos, ni segundos, pero lo cierto es que Antonio Trujillo alucinó con ese crío de diecisiete años que apenas había dado cuatro pedales encima de una bici. En principio al chaval lo que le iba era correr. Apuntaba buenas maneras; hablaban muy bien de él en la Joventut Atlètica de Sabadell. Sergio Ruiz había pasado horas y horas corriendo a su lado, los dos con la camiseta del club de atletismo, dando vueltas a la pista de Sant Oleguer.

Recuerda especialmente el año 2005, cuando casi se veían a diario. “David era un apasionado del atletismo. No era el típico chico que viene a hablar y a pasar del entreno. Era luchador, siempre intentaba mejorar y se lo veía con ganas e ímpetu para llegar lejos. Es verdad que no llegó muy arriba en el atletismo, aunque tengo que decir que en aquella época, con quince o dieciséis años, en el club se confiaba y mucho en él”. Lo suyo era el medio fondo. Tenía buenas piernas. Sergio tenía razón. David de la Cruz no llegó muy lejos corriendo.

Sin embargo, no apunta malas maneras con la bici. Con veintisiete años se vistió de rojo en la Vuelta 2016, conquistó el Alto del Naranco y se estrenó en un Mundial de ciclismo. Podemos decir que se trata de una carrera fulgurante, meteórica, y en este caso no se trata de un recurso literario, no es una exageración. Ha sido llegar y besar el santo ciclista en diez años, los que separan el Naranco del Coll de Les Estenalles, un puerto que genera cierto pavor entre los cicloturistas del Vallès (en el interior de Barcelona) sobre todo en verano, ya que hay pocas sombras y cuesta un rato esquivar el sol. Es un puerto de 870 metros de altura, nada del otro mundo, un “segunda” para los domingueros, aunque cuesta lo suyo si lo pillas desde el Pont de Vilomara.

Allí fue donde David de la Cruz convenció a Antonio Trujillo. Lo recuerda muy bien su hijo Carlos: “Mi padre tenía mucho olfato y enseguida se dio cuenta de que ese crío apuntaba alto. Sin ninguna experiencia subía ya con los mejores; casi los dejaba clavados y todo”. Así que lo fichó para su equipo, y David se enfundó el maillot de Ciclos Trujillo. Para darle más facilidades, le dio incluso un trabajo que le facilitara entrenar y asistir a las carreras. Se pasó unas cuantas tardes en la tienda-taller de la carretera de Barcelona, 630 de Sabadell. De Ciclos Trujillo pasó a ser un prometedor júnior del Linde-Gallastegui del Club Ciclista Sant Boi, donde por ejemplo ganó en solitario un campeonato de Manresa en 2007. Tres años después ya fichó por el Caja Rural, y a partir de ese momento su carrera ya se encuentra en la Wikipedia. De Les Estenalles al Naranco. Quién se lo hubiera contado a ese chaval que daba vueltas y vueltas a la pista de atletismo de Sant Oleguer.