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Pan Celtic Race 2019, un viaje por tierras celtas (II)

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Texto: Toby Willis | Fotografía: Tomás Montes | 19 Nov 2019

Pan Celtic Race 2019, un viaje por tierras celtas (II)

Pan Celtic Race 2019, un viaje por tierras celtas (II)

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Tras cuatro jornadas por tierras escocesas, la carrera se dirige a un nuevo destino: Irlanda y Gales. El país del trébol recibe a los participantes on todo su esplendor para proseguir con la aventura que comenzó hace ya cinco días. Habrán nuevas rutas por descubrir, así como nuevos momentos de dificultad y disfrute.

Quinto día, un nuevo horizonte (Belfast – Torr Head – Newry)

Irlanda se abre paso ante nosotros con caminos llanos cercanos a la costa. El entusiasmo por descubrir la nueva ruta me obliga a arrancar la marcha nada más desembarco del ferry. Esta elección me lleva a tener que superar mi primera travesía nocturna de esta Pan Celtic Race. Vuelvo a sentir la brisa del mar mientras avanzo camino de Torr Head, al norte de Irlanda. La costa de Causeway, con sus escarpados acantilados, me acompaña de madrugada a la vez que las duras subidas van haciendo mella en mis piernas.

Tengo claro que el día de hoy será muy largo, por lo que después de una noche agotadora decido descansar un poco antes de continuar la carrera. A lo largo de la mañana la ruta nos dirige por territorios muy abiertos cercanos al Logh Neagh en los que el viento se convierte en el gran protagonista. En el camino hacia Newry atravesamos un camino adoquinado. Fue una grata sorpresa cuando lo descubrí, aunque rápidamente me di cuenta de que se volvía  una tortura para mis piernas. La llegada al Ring of Gullion, un lugar emblemático envuelto entre montañas, pone punto final a un día alocado, pero emocionante. 

Sexto día, hundimiento mental en Wicklow (Newry – Glendalough)

Es el momento de afrontar las montañas del condado de Wicklow. La transición hasta este punto se eterniza, pues los caminos estrechos parecen no terminar. El horizonte juega con mi mente, hasta que después de muchos kilómetros comienzan a aparecer los primeros vestigios de los montes de Wicklow. Me adentro en las montañas y, mientras la civilización se aleja, la dureza va mermando mi fuerza mental. La ruta es impresionante y debería deleitarme con el paisaje, pero definitivamente la ascensión ha tumbado ese factor sensorial y me centro para superar única y exclusivamente los durísimos porcentajes.

Trato de levantar el ánimo, pero un cartel indicando que Glendalough está todavía a una hora de distancia me abate definitivamente. Finalmente, consigo llegar al segundo punto de control de la carrera. Mi idea inicial era continuar durante la noche para tomar el ferry entre Rosslare y Fishguard por la mañana, pero el día me ha agotado por completo, así que decido tomar un descanso más prolongado y continuar al día siguiente.

Séptimo día, travesía nocturna en el interior de Gales (Glendalough – Tregaron)

Tras dos días muy intensos en Irlanda hoy es el momento de marchar a Gales para encarar los últimos días de la carrera. Me dirijo hacia Rosslare a través de caminos fluviales entre ciudades y pueblos para tomar el segundo y último ferry de la Pan Celtic Race. Al llegar a la terminal me encuentro con muchos compañeros que también van a embarcar. El viaje se hace ameno y trasmite mucha calma. Desde hace algunos días tengo una molestia en la rodilla, por lo que trato de ejercitarla y que se desvanezca ese dolor que me impide pensar más allá de querer terminar la aventura. 

El ferry desembarca en Fishguard bajo la Luna. Las luces de la ciudad brillan y ruedo hasta volver a la ruta. De esta forma, comienzo mi segunda travesía nocturna de la carrera en una Gales que se ve deslumbrante en la oscuridad. Las siluetas de los árboles, reflejadas por la Luna llena, van marcando el ritmo. Los valles están inmersos en una neblina helada que entumece mis piernas pero anunque no me impide continuar. 

El día comienza a amanecer cuando paso por Lampeter. La neblina ha ganado en espesor, humedad y frío, lo que dificulta bastante la visión. El desierto de Gales me espera, así que decido parar en Tregaron para conseguir avituallamiento y descansar después de otra jornada muy larga e intensa. Y llevamos... 

Octavo día, la belleza de la costa galesa (Tregaron – Borth)

La salida de Tregaron está marcada por la llegada inminente de la montaña de Abergwesyn. La sombra de los árboles permite refugiarme del sol, muy intenso estos días, mientras observo a lo lejos el monte Easgair Gors. Los bosques frondosos de Gales me rodean al mismo tiempo que discurro en paralelo del río Towy antes de llegar al magnífico lago Llyn Brianne. Atravieso caminos de grava y piedra suelta mientras presto atención a la elegancia del desierto. La carrera nos adentra en el norte a través de importantes rutas ciclistas con frecuentes subidas y descensos interminables.

Tras unos kilómetros de disfrute ciclista llego a Abbeycwmhir y el Valle de Elan. Los innumerables embalses, capitaneados por el Nant-y-Moch, reflejan la luz del atardecer. La proximidad de la costa galesa, así como la retirada paulatina del sol, provoca que la temperatura comience a descender. Las vistas del océano desde las montañas me obligan a viajar de forma reposada hasta el nivel del mar. Allí, en Borth, decido tomar el último descanso de la Pan Celtic Race, ya que mañana será el día definitivo.

Noveno día, el final de una aventura épica (Borth-Lladudno)

Los nervios se apoderan de mí. Han sido ocho días de intenso ciclismo y estoy a punto de saborear el final de una aventura increíble. Antes debo completar los últimos kilómetros en una jornada que será complicada, pero emocionante. Rodeo el Corlan Fraith hasta llegar el paso Tal-y-Llyn, una ascensión enclavada entre paredes de piedra en ambos lados. La pendiente es muy suave, lo que permite disfrutar de las vistas a través de una carretera sedosa. Circulo por caminos reconocibles para mí en la zona de Penmaenpool antes de atravesar el histórico viaducto de Barmouth.

Ser conocedor del terreno me ayuda a tener una idea de lo que me espera en la zona de Snowdonia, especialmente en Harlech. Las constante subidas de este condado tienen un estilo muy particular y es que son cortas, pero muy explosivas. De hecho, una de las ascensiones se trata de una calle con un porcentaje del 40%. Al llegar a la cima respiro de alivio, pues he sido capaz de superarlo a pesar de las escasas fuerzas que me quedan en la reserva.

Ya puedo saborear la línea de meta después de superar Llyn Gwynant, Beddgelert, la majestuosa presa de Stwlan y el Paso de Llanberis. Lladudno ya aguarda mi llegada después de atravesar los últimos caminos rurales y el largo descenso hasta el paseo marítimo. Giro la esquina y ahí está, después de nueve días, la ansiada línea de meta. Familia y amigos me esperan con alegría. Se trata de un final emocionante para una carrera ciclista realmente asombrosa y que me ha generado recuerdos que nunca olvidaré.

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Más información en: www.pancelticrace.com. Inscripciones ya abiertas para la edición de 2020, que empieza el próximo 5 de julio.