Un buen pasado y un buen futuro

Quisiera empezar señalando que Colombia es un país de contrastes. Pese a las muchas y enormes dificultades que históricamente han acompañado a esta bella patria, los colombianos nos mantenemos siempre como personas alegres, supremamente optimistas y orgullosos del país en que vivimos. Entonces, tal contradicción supongo que se debe gracias al hecho de que nuestra gente aprecia de manera especial cualquier alegría o hecho positivo que recibe. Digo esto porque precisamente creo que en eso ha colaborado el deporte, en dar alegrías, y más el ciclismo, que sin lugar a dudas es el deporte que más glorias le ha dado a Colombia. Tal vez eso logre explicar lo importante que han sido para nosotros los triunfos ciclísticos.

Pues bien, como muchos sabrán, el ciclismo como deporte en Colombia tiene su origen a mediados del siglo veinte, cuando se intentó recrear en nuestro país, con la Vuelta a Colombia, carreras como el Tour de Francia, el Giro de Italia o la Vuelta España. Así, la Vuelta a Colombia, más que un simple evento deportivo, se volvió un fenómeno social y cultural, creador de héroes como Ramón Hoyos, Martin Rodríguez y Rafael Niño, quienes en las décadas de los 50s, 60s y 70s fueron los mayores exponentes.

La evolución del ciclismo en nuestro país se vio reflejada en la década siguiente. Podría decirse que al iniciar el decenio de los 80s el ciclismo colombiano mutó completamente, ya no era la Vuelta a Colombia la protagonista, la participación de los escarabajos en el calendario ciclístico europeo se transformó en el centro de atención de las miradas de todo un país.

Comenzó entonces la época dorada del ciclismo colombiano, y así fuimos testigos, entre otras, de la victoria de Alfonso Flórez en el Tour de l’Avenir, de Martín Ramírez en el Dauphine Libere, de las grandes carreras hechas por Francisco Rodríguez, Oscar Vargas, Álvaro Mejía y Oliverio Rincón, del gran escalador Lucho Herrera y su triunfo en la Vuelta España, además de las numerosas etapas conseguidas por otros compatriotas. Me alegra señalar que fui parte de este periodo con logros como el tercer lugar en el Tour de Francia del 88.

Finalizada esa época, y luego de un periodo de mucho menor apogeo en el que solamente escuchamos nombres como los de Soler o Botero, el ciclismo Colombiano vive hoy en día una segunda época dorada, la cual parece que tiene más fuerza y que quisiéramos los aficionados que no termine. Apellidos como Quintana, Uran, Betancur, Henao y otros, nos hacen soñar con cosas aún más grandes que las ya obtenidas. Así por ejemplo, el Tour de 2015 tiene una connotación especial para Colombia ya que uno de los máximos favoritos es Nairo Quintana, tal vez el mejor pedalista colombiano en la historia. ¡Este podría ser el primer tour para Colombia!