Último cartucho, probablemente demasiado tardío para la mayoría de ambiciones. Una etapa cortísima, con poco respiro y un presumible exiguo desarrollo narrativo que complacerá a algunos, corredores y aficionados, y sabrá a poco a los amantes de las pruebas de fondo.
Apuesta conservadora: Nairo Quintana.
Apuesta arriesgada: Thibaut Pinot.
Lo que no has sido capaz de hacer en tres semanas difícilmente lo harás el último día… y menos si la etapa tiene solamente 110 kilómetros. Pero esto es lo que hay y de poco sirve lamentarse a estas alturas. Es cierto que el Galibier figuraba en el menú previsto, pero un desprendimiento en su bajada obligó a la organización a rediseñar la etapa. Cuando ocurren estas cosas ya se sabe que casi siempre el plan de emergencia resulta a la baja y nos acaba quedando un fin de fiesta un tanto descafeinado. Entonces el optimista podría decir “Ah, pero el final es en Alpe d’Huez” y sí, bueno, no hay duda de que es una subida dura, pero lo que he comentado ya otros días: la sobreexposición a la que se ha sometido en las últimas décadas —¡29 veces en los últimos 40 años!— hace que más de uno tengamos las expectativas un poco fláccidas, por no hablar de la excesiva (mala) literatura que se le ha dedicado a la llamada montaña de los holandeses. Entre los muchos tópicos vertidos está el de “quien sale de amarillo del Alpe d’Huez, gana el Tour de Francia” que este año la propia organización ya se ha encargado de reducir al absurdo situándolo la víspera del paseo campechano por París. Alpe d’Huez, en realidad, no es un col, sino una estación de esquí camino de dos pasos de montaña, el Col de Poutran, tres kilómetros al norte, y el Col de Sarenne, un poco más lejos, hacia el este. Si tomamos el camino del primero estaremos más cerca de las cumbres del macizo de Les Grandes Rousses, provisto en las alturas de algunos de los glaciares más importantes de los Alpes, de una media docena larga de pequeños lagos y de picos desde los que divisar el Mont Blanc, tal y como desde la meta de abajo la estación ya se divisa perfectamente París. |
Mañana: