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Adam Hansen y el Himalaya

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Albert Rabadan | 17 Jan 2017

Adam Hansen y el Himalaya

Adam Hansen y el Himalaya

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En un deporte cada día más profesionalizado, ahora los ciclistas cuentan ya con muchas alternativas para perfeccionar su entrenamiento, lo que en muchas ocasiones se traduce en concentraciones en altitud. Andorra, el Teide, el Etna y las montañas de Boyacá para los colombianos son lugares habituales, e incluso Sudáfrica se está poniendo de moda en los últimos años.

Sin embargo, fuimos a Mallorca a entrevistar al recordman de participaciones consecutivas en las grandes vueltas, con 19. ¡Y más que sigue queriendo acumular este año! Y hablando con Adam Hansen para una pieza que saldrá en VOLATA durante este año descubrimos que hay muchas otras maneras de prepararse, que incluso no tienen ni por qué requerir ir en bici.

“Nadie lo sabe todavía, pero estoy planeando volver al campamento base del Everest el próximo abril”, nos explicaba el australiano. ¿Un ciclista de alto nivel ultimando la preparación para una gran vuelta sin ir en bicicleta? Es cierto que, fuera de temporada, varios corredores practican otros deportes, senderismo incluído. Pero, ¿en el Himalaya? ¿Y en plena temporada?

Lo cierto es que, en los meses previos a la temporada 2016, Hansen ya estuvo 12 días en Nepal. Partió andando con unos amigos de Lukla, la ciudad donde habitualmente se empiezan las rutas del Himalaya, a 2.860 metros de altura. Desde allí, llegaron a subir las cimas de Gokyo (5.357m) y Cho La Pass (5.420m) para luego ir hasta el campamento base del Everest (5.364m) y acabar descendiendo de nueva hacia Lukla.

“Pienso que puede ser también un buen modo de entrenamiento, una concentración en altura en el Himalaya. Algo diferente. Entre la Milán-San Remo y el Giro de Italia tendré un buen parón, porque no estaremos en el Tour de Turquía con el equipo. Así que me gustaría volver al Himalaya, hacer algunas cimas y que me sirva de bloque de entrenamiento para el Giro”, nos explicaba Hansen.

La pregunta siguiente, claro, es fácil. Si repite en el campamento base, ¿algún día se atreverá el intrépido australiano con la cima más alta del mundo?

“Me gustaría algún día subir al Everest, sí. Me gustaría mucho. Quizás sea difícil hacerlo mientras dure mi carrera como ciclista porque el mejor periodo para hacer la cima por la presión del aire es en mayo, y siempre hay el Giro en esas fechas. No quiero dejar de correrlo. Y, además, para plantearme coronarlo, me debería estar aclimatando en el campo base unas dos o tres semanas, lo que obligan a que el viaje sea como mínimo de cuatro o cinco semanas. Esto en el calendario de un ciclista es demasiado. Me temo que tendré que esperar (ríe). Pero, definitivamente, lo tengo en mente”.