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Ciclismo, vida de nómadas

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VOLATA | 07 Apr 2020

Ciclismo, vida de nómadas

Ciclismo, vida de nómadas

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Aprender nuevos idiomas, ir a vivir a un nuevo país, compartir equipo con gente de diferentes nacionalidades, recorrer kilómetros y kilómetros de un territorio sin tener tiempo de disfrutar del entorno, hacer y deshacer maletas, dormir en habitaciones de hotel... El ciclismo de competición, sobre todo en una coyuntura tan globalizada, es una actividad deportiva en la que, lejos de casa, los ciclistas convierten las habitaciones de hotel, los coches y los buses de equipo en pequeños hogares circunstanciales. Adaptarse a ellos es parte también de su trabajo. Los ciclistas Enric Mas, Omar Fraile, Maxim Belkov y Jack Haig comparten sus reflexiones sobre lo que supone su vida nómada durante unos meses al año.

*Artículo originalmente publicado en VOLATA#17 (invierno 2018)

 

Jack Haig en el bus del Scott-Mitchelton antes de una salida (Foto: Ian Walton)

 

Jack Haig (Bendigo, Australia, 1993)

"Una de las razones por las que decidí venirme a vivir a Europa era por esta compleja relación con el concepto de hogar y el hecho de estar viajando todo el rato. Durante la temporada, viajamos tanto entre carreras y los períodos de entrenamiento que pasamos muy pocos días en casa. Durante el invierno es cuando puedo pasar bastante tiempo sin tener que viajar y entonces tengo la sensación de estar en algo que puedo llamar "hogar". Además, durante la pretemporada es genial poder tener tiempo para explorar y descubrir nuevas carreteras, nuevos puertos y cafeterías. Cuando estás compitiendo no llegas a conocer mucho la zona por la que pasas pero cuando entrenas es diferente. Entonces es crucial saber el nombre de las carreteras, dónde puedes conseguir agua para rellenar el bidón, qué tipo puertos tienes a tu alcance para poder hacer distintas cargas de esfuerzo y, lo más importante, dónde puedes tomar un buen café y algo para comer para recuperar fuerzas para la vuelta a casa. Al final te vas construyendo tu pequeño mapa mental de la zona en la que vives con todos estos elementos".

Omar Fraile durante la Itzulia de 2018 (Foto: Javier Martínez de la Puente)


Omar Fraile (Barakaldo, 1990)

"La grandes vueltas por etapas siempre se te hacen un poco largas al final porque representa estar un mes fuera de casa, pero es parte de tu trabajo, lo asumes y ya está. Mi suegro, que fue profesional [N. del Ed.: el ex-corredor Arsenio González] siempre me dice que qué suerte tenemos ahora con los móviles porque en su época la comunicación con casa era muy difícil o nula. Luego, a la hora de repartir las habitaciones en el equipo intentan ponerte siempre con alguien que sea afín a ti. En mi caso, en el Astana, en las carreras que coincidido con Pello Bilbao o Miguel Ángel López pues me ponen uno de los dos. Cuando eres joven sí que te van rotando de habitación para que vayas conociendo a todo el mundo, pero luego sí que intentan ponerte con alguien afín porque dentro de un mismo equipo ahí diferentes culturas. Por ejemplo, en la cultura española pues vamos un poco más tarde a dormir y si te ponen con alguien que se va a dormir a las nueve pues entonces os molestáis en uno al otro. Recuerdo una Vuelta a España que estuve con López y me eché unas risas increibles".

 

Conversamos con el ciclista ruso Maxim Belkov en el hotel donde se alojaba durante la Volta Ciclista a Catalunya 2018 (Foto: Katia Lavrova)


Maxim Belkov (Izhevsk, Rusia, 1985)

"A los catorce años empecé a vivir lejos de Izhevsk, mi ciudad natal, cuándo empezaron las primeras concentraciones en Rusia. Allí estaba fuera de casa durante medio año. Luego fiché por un equipo italiano y me pasé seis años allí. Los dos primeros años como júnior y los cuatro siguientes como amateur. Hace ya mucho tiempo... Como atleta ruso, en los equipos italianos no hubo demasiados problemas de integración porque corrí durante dos años en un equipo Sub 23 rodeado de corredores rusos, así que el cambio a profesionales fue suave y progresivo. La barrera del lenguaje fue algo complicado justo cuando aterricé en ese equipo italiano porque entendía el idioma pero no podía hablarlo. Tardé cuatro años en poderme comunicar. Y luego, cuando fui al equipo holandés, había muchos corredores italianos y también rusos. Al principio tiendes a hablar solo con los corredores con los que te entiendes, pero si no había otros corredores rusos practicaba inglés. Así que he ido aprendiendo lenguas. Creo que estar en un equipo extranjero siempre tiene ventajas porque adquieres nuevos conocimientos y aprendes lenguas. Ahora vivo en Dénia, Alicante, con mi mujer y mis dos hijos".

 

El corredor mallorquín nos abrió la puerta de su habitación en la Vuelta al País Vasco (Foto: Javier Martínez de la Puente)

Enric Mas (Artà, 1995)


"No he calculado exactamente cuantos días puedo pasar fuera de casa pero creo que entre ciento veinte y ciento treinta. Al principio cuesta adaptarse a esta dinámica pero es mi trabajo y he escogido dedicarme a esto así que... cuando antes te adaptes, mejor. Sé que hay corredores que cuando pasan a profesionales, entre que viajan mucho y que se tienen que ir a vivir fuera de casa, no lo pasan muy bien y se les hace complicado poder entrenar correctamente o cuidarse. Hay ciclistas que lo pasan mal, pero en mi caso lo llevo bastante bien. Creo que soy un tipo optimista y risueño y mi carácter me ayuda a superar los malos momentos. Eso sí, antes de una etapa, lo que necesito es sobretodo tranquilidad. El equipo no te dice nada sobre la gestión de ese momento, pero a veces las fotos y los autógrafos te pueden desconcentrar, y el bus del equipo se convierte en un lugar en el que te sientes protegido. Sé que a la familia les gusta mucho venir a verme antes de una carrera pero siempre les pido que mejor que no, que prefiero estar tranquilo".

* Declaraciones extraídas de entrevistas realizadas por Katia Lavrova, Ian Walton y Olga Àbalos.

** Textos publicados originalmente en VOLATA#17.

 

 

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