Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso.

Del director total al gestor de personas

SUSCRÍBETE

Àlex Sans (Team Dimension Data) | 01 Sep 2016

Del director total al gestor de personas

Del director total al gestor de personas

Compartir

Celje (Eslovenia), Hotel Evropa. Son las 00.30 h y por fin el wifi del hotel funciona sin cortarse en ningún momento. Es a estas horas cuando puedo avanzar más trabajo para preparar la etapa del día siguiente, sin el teléfono que suene, la irrupción de whatsapps ni emails, sin que nadie llame a la puerta y poca gente conectada al wifi… Tal vez mis colegas directores del Team SKY, con quien compartimos hotel en el día de hoy, sean los únicos que lo usen. Estos días estamos disputando el Tour de Eslovenia y, a diferencia de las carreras World Tour, aquí venimos solo con un director deportivo en vez de dos, ya que en las World Tour, por normas de reglamento, es obligado ir con dos directores deportivos y nos repartimos el trabajo entre ambos. 

Normalmente, uno es responsable de la parte más deportiva y el otro de la parte logística, con apoyo en lo deportivo también. Como todo en la vida y sobretodo en esta época tan internauta, hay que adaptarse y sacar provecho de las tecnologías para nuestro trabajo. Ahora podemos analizar las etapas utilizando herramientas tipo Strava, Google Maps, Google Earth, Openrunner, Windfinder, Weather Channel, etcétera. De ahí que necesitemos esa tan deseada señal de wifi con todas las rayitas al máximo. Los partes del tiempo de los periódicos locales y el mapa Michelin pasaron a mejor vida, aunque siempre hay que llevar uno encima: ¡te puede salvar de algún imprevisto! 

El día de hoy empezó temprano. La etapa ha sido larga y de montaña. Por la mañana, desayuno, repasar con los mecánicos que todo esté en orden, mirar la ruta hacia la ciudad de la salida con el conductor del autobús, pagar los extras generados en el hotel y arrancar hacia la salida. Al llegar, lo primero que hacemos es proceder a la reunión con los ciclistas. Primero, hacemos un repaso breve del día anterior y, luego, pasamos a la etapa del día para plantear las funciones de cada uno y nuestra estrategia. Hay jornadas en que la reunión son cinco minutos y otras en las que nos vamos a casi la media hora.

La herencia de los todo en uno

Los equipos, y sobretodo los de categoría World Tour, cuentan con varios directores deportivos; en nuestro caso, cinco. Algunos otros llegan a tener hasta siete u ocho directores. Todo depende del volumen del equipo y calendario. Cada uno de nosotros, además de las funciones que corresponden cuando estamos en la carrera, tenemos a nuestro cargo a cinco o seis ciclistas del equipo todo el año con los que tenemos un contacto muy estrecho para seguir sus entrenamientos, estados de salud, cambios en el calendario o cualquier otro motivo que pueda afectar a su rendimiento. Hay veces que el contacto a través del teléfono o de Skype no es suficiente y tienes que coger aviones solo para tener charlas en persona con alguno de ellos. Hay que saber qué necesita cada corredor en cada momento.

A cada director se le empareja con los ciclistas dependiendo del idioma o características. Por ejemplo, en mi grupo son todos más bien escaladores, en parte porque su forma de competir es más afín a mi forma de entender el ciclismo. A diferencia de antaño, la estructura de un equipo ha cambiado debido al volumen que han obtenido los equipos en la última década, tanto en ciclistas como en personal e infraestructura. Hoy en día, la parte estructural de gestión del equipo se suele componer de: 1) propietario del equipo, 2) mánager del equipo y 3) directores deportivos. En algunos equipos, el mánager también ejerce puntualmente como director, o bien sigue la carrera con el director en muchas ocasiones, sobre todo en las carreras más importantes.

Los de mi generación sentíamos admiración por Manolo Saiz, Javier Mínguez, Álvaro Pino, Miguel Moreno, José Miguel Echávarri y Eusebio Unzué, Juan Fernández, Maximino Pérez… Todos ellos dirigieron el ciclismo español en los años noventa y a posteriori, pero con la diferencia de que ellos eran en muchos casos propietario, mánager y director, todo en uno. Los equipos, por entonces, tenían plantillas más reducidas, calendario menos internacional, menos infraestructura y, me imagino, que menos burocracia de papeleo, avales y demás. Sea como sea, todos ellos aportaron mucho esfuerzo y trabajo. Si a día de hoy España sigue como número uno como nación en el ranking UCI es gracias a esos pioneros.

En líneas generales, un director deportivo es un gestor, un gestor de personas. Tiene que saber administrar tanto las individualidades como el grupo humano para que todo vaya en una misma dirección de la forma más lineal posible. También tiene que saber cómo gestionar viajes e infraestructura. A lo largo de mi trayectoria he podido trabajar en las tres categorías profesionales, Continental, Pro-Conti y World Tour, y puedo asegurar que en esta última hay mucha gestión de ego; grandes equipos con grandes corredores en un mismo equipo y todos ellos ganadores. Así, esa buena gestión es necesaria para no enfrentar esos egos ganadores.

Por el contrario, en equipos pequeños es muy sencillo crear una buena armonía de grupo, ya que la presión no es la misma, y en su gran mayoría, son ciclistas jóvenes con ganas de trabajar duro para llegar a un gran equipo. En este caso, la gestión a la que más tiempo tienes que dedicar es la parte de logística e infraestructura, ya que los presupuestos son muy ajustados. Sin embargo, en ambos casos, debido a la globalización del ciclismo y de los equipos, no existen equipos de una sola nacionalidad a nivel World Tour. Eso conlleva que muchos tipos de culturas e idiomas distintos convivan en una misma estructura.

En nuestro caso, en el Team Dimension Data, hay que añadir un toque un poco más exótico, ya que la mitad del equipo está formada por ciclistas africanos de Eritrea, Ruanda, Argelia y Sudáfrica, y la otra mitad, por corredores de diferentes continentes, Europa, Oceanía y América, cada uno con su cultura y sus propias experiencias de la vida, así que esa gestión con cada uno de ellos es muy diferente. A los africanos eritreos y ruandeses hay que mimarlos mucho y hacerles sentir que estás cerca de ellos; conseguir entender sus hábitos y costumbres puede influir en su comportamiento en carrera. Otros corredores, en cambio, son totalmente autónomos, como nuestro nórdico Boasson Hagen, cuyo rendimiento no se va a ver influido ni por el grupo ni el ambiente ni cualquier circunstancia del día a día. 

Las carreras, como veis por la televisión, las pasamos dentro de nuestra oficina móvil: el coche. Dentro de esta oficina se pasan días de todo tipo: de aburrimiento, de tensión, de caos, de emociones, de frustraciones y de alegrías. Hoy, una vez terminada la etapa, hemos tenido un traslado de una hora hasta el hotel. En esa hora he aprovechado para preparar el programa del día siguiente, con los horarios de cena, desayuno, maletas, salida del hotel, hora de salida de la etapa siguiente, etcétera. Y ya una vez en el hotel y mientras los ciclistas están en masaje, llega el momento de más dedicación: hablar uno a uno sobre la etapa, su condición física, lo que se ha hecho bien y lo que no e incluso de temas personales que pueden estar afectando al rendimiento.

Después de ellos, turno para el staff. Revisamos las incidencias del día de las bicis con los mecánicos (sí es que las hay) y nos aseguramos de que los masajistas no necesiten nada. Antes de ir a cenar, que hoy ha sido tarde, reservo un billete de avión para uno de nuestros ciclistas que se ha retirado por enfermedad y organizo su transporte al aeropuerto. Una vez cenados y tras haber compartido las historias del día con el resto del equipo técnico durante la cena, sigo la jornada aquí, en la habitación del hotel, delante del ordenador, respondiendo algún email que ha quedado rezagado en la bandeja de entrada y analizando las altimetrías y la llegada de mañana con el Google Earth, que por lo que veo se presume que va a ser ¡una volata!

Fotos de Tomás Montes tomadas durante La Volta Ciclista a Catalunya

Texto originalmente publicado en VOLATA#8.