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El oro negro de la Vuelta

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Texto: Isaac Vilalta | 26 Aug 2019

El oro negro de la Vuelta

El oro negro de la Vuelta

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La Vuelta 2019 ha arrancado de forma accidentada tanto por los que están como por los que no. En primer lugar, la baja sonada y de última hora del ganador del Giro, Richard Carapaz, pero también el poderoso Ineos ha roto su tradicional planificación meticulosa con un cambio de última hora con la entrada de De la Cruz por Elissonde. Más allá de eso, y todavía con la carrera por empezar, el accidente del coche del Euskadi-Murias en el reconocimiento de la crono de Torrevieja daba un aviso de mal presagio a la carrera. Así pues, las caídas corales del Lotto Jumbo Visma y del UAE parecieron poca cosa ante un panorama poco alentador.

La Vuelta, en la primera etapa de Torrevieja (fotografía: Sarah Meyssonnier); cabecera: la cima del Javalambre (fotografía: Pacopac)

Sin embargo, son los corredores los que revierten los pronósticos y ¡de qué manera! El primer gran nombre ha sido, qué cosas, el de Nairo Quintana. En una Vuelta que nos ha acostumbrado a los abusos, a los excesos, a las repeticiones, resulta una alegría que alguien cuestionado como Nairo rompa la previsibilidad. Ahora hay que ver si este pequeño regalo tiene continuidad. Y es que, a la siempre discutible ubicación en el calendario, sumada a la búsqueda de un recorrido estable que le de personalidad, este año la Vuelta ha visto además cómo la mayoría de nombres importantes la han dejado de lado. Para contrarrestar este panorama, la Vuelta 2019 ha buscado el oro negro y quizá lo ha encontrado.

Vista de Sarrión (fotografía: Fran Ara)

 

En este sube y baja de emociones se puede encajonar la historia de Sarrión, un municipio de poco más de mil habitantes situado al sur de Teruel, en la comarca del Gúdar-Javalambre, junto a la autovía que conecta con Valencia. La suya es una historia repetida. Los vecinos viven días tranquilos una vez celebradas las fiestas locales; es la decadente pausa que deja la parte final del verano. Sarrión fue especialmente castigado durante la Guerra Civil —en la Primera Batalla de Sarrión, en junio de 1938, hubo unas 5.000 bajas— pero también por el golpe que le dio una desatención generalizada que provocó un descenso de la población constante a lo largo de la segunda mitad del siglo XX. El clásico movimiento migratorio campo-ciudad dejó el municipio al borde de la insignificancia. Pero a día de hoy, Sarrión le ha dado la vuelta a la situación y se ha convertido en la cabeza visible de una zona en crecimiento sin límite. Sarrión se ha convertido en poco menos que la capital mundial de la trufa, el oro negro que se esconde bajo tierra.

Ares del Maestrat (fotografía: Víctor Eclipsado)

La Vuelta no pisará Sarrión pero casi. En la quinta etapa —este miércoles 28 de agosto—, con final en el inédito Alto de Javalambre-Observatorio Astrofísico de Javalambre las carreteras de la zona serán las protagonistas. Ahí, por Barracas, la Venta del Aire, Rubielos de Mora o Albentosa, los vecinos observaran los ciclistas luchando en la carretera pero teniendo muy claro que su auténtico botín se encuentra unos pocos centímetros bajo tierra. Lo mismo pasará al día siguiente, con el precioso final en Ares del Maestrat, y con pasos por Mora de Rubielos y su vecina Rubielos de Mora, Nogueruelas, Mosqueruela o Vilafranca. Serán dos días de carreteras para disfrutar, con constantes sube y baja, con rincones desconocidos y deshabitados —casi abandonados y después recuperados—, paisajes sinuosos, ratoneras… ¡Un diez para La Vuelta! Quizá no pase nada pero serán días de postal para ver lo que no es visible a los ojos. Como pasa a menudo con el ciclismo.