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Tour de Langkawi: Un viaje hacia 'la cruda realidad'

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Albert Rabadan | 08 Oct 2024

Tour de Langkawi: Un viaje hacia 'la cruda realidad'

Tour de Langkawi: Un viaje hacia 'la cruda realidad'

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Se acaba la 28ª edición del Tour de Langkawi en la ciudad portuaria de Bintulu y Unai Iribar (Equipo Kern Pharma), que acaba de conseguir el mejor resultado de su carrera con un tercer puesto en la clasificación general final, explica antes de subir al podio que correr carreras ciclistas lejos de su casa le permite descubrir "la cruda realidad de un país y cómo es de verdad por dentro, no solo los sitios más ricos y turísticos". De Malasia, el gipuzkoano lo ha podido ver prácticamente todo: desde la isla que bautizó la carrera y volvía a acoger su banderazo de salida prácticamente una década después, pasando por toda la península desde la frontera con Tailandia hasta volar camino a la provincia de Sarawak, en el territorio malayo de la isla de Borneo, donde nunca antes había acabado este evento pionero en el cada vez más relevante ciclismo asiático.

Max Poole, Thomas Presenti y Unai Iribar han sido los tres primeros clasificados del Tour de Langkawi 2024.  Foto: Le Tour de Langkawi

Poco más de una semana de descubrimientos, nuevas oportunidades y ultimátums, hastío y cálculo, donde se impuso el futuro: el de Max Poole (Team DSM-firmenich PostNL), la perla británica que tanto ha merecido un triunfo de etapas en las dos últimas ediciones de la Vuelta a España, que ha estrenado en el Tour de Langkawi su palmarés y que por un día no se convertía en el ganador más joven de la historia de la carrera malaya (21 años y 219 días, uno más que el venezolano Yonathan Monsalve cuando ganó en 2011), y también el del evento mismo, el Tour de Langkawi, que se antoja clave para repartir las llaves de entrada a la élite ciclismo mundial el próximo 2025.

Día 1

Así pues, la carrera arrancó en la isla de Langkawi, y lo hizo prácticamente de noche: aunque la vuelta completa a la isla, aproximadamente con la mitad de extensión que Menorca, dejaba una etapa de poco más de 90 kilómetros, la misma debía acabar a media mañana para poder cumplir el único horario posible de traslado en ferry hacia la península, en Kuala Perlis, prácticamente en la frontera con Tailandia, poco después del mediodía a causa de las oscilaciones del nivel del mar en la zona. Aunque de hecho, aquella no era la primera carrera: esta había sido la de los equipos que habían decidido viajar con sus bicicletas desde Dubai para que llegaran a la isla antes de una carrera en la que todos los equipos viajan con los mismos cuatro vehiculos (dos coches y dos furgonetas) que proporciona la organización. Finalmente, las bicicletas llegaron, y a las 6:50h de la mañana se presentaba el primer equipo, y alrededor de las 10:30h ya se había disputado un primer sprint en el que ganó el enorme Gleb Syritsa (Astana Qazaqstan), tan impresionante por su planta como enternecedor por su constante sonrisa y su tartamudeo al intentar explicarse en inglés para compartir a los periodistas malayos que sí, efectivamente, con el Tour de Langkawi, donde ha conseguido sus únicas cuatro victorias profesionales hasta la fecha, le une un sentimiento especial. “Siempre recuerdas donde ganaste tu primera carrera”, logra formular el todavía joven ruso, que ha pasado parte de su formación como ciclista en Catalunya, como tantos otros compatriotas.

Gleb Syritsa (Astana Qazaqstan) celebra su victoria en Langkawi bajo el agua de los bomberos. Foto: Albert Rabadan

Día 2

La carrera prometía sprints y lo volvió a cumplir en segunda etapa, la primera en la península y tan llana que no consiguió encontrar ni una cota puntuable en su recorrido. Alzó los brazos Manuel Peñalver (Team Polti Kometa), alicantino de 25 años que buscaba con ansia volver a hacerlo, como lo hiciera en el Tour of China de 2018, en su primer año profesional. El de Torrevieja se lanzó a la aventura con el Trevigniani Phonix-Hemus 1896, continetal de licencia búlgara y alma de uno de los históricos equipos de formación del ciclismo italiano, en búsqueda de una oportunidad para un velocista como él que, consideraba, iban escasas en España. Sin embargo, se equivocó en la celebración: al final, la foto-finish mostró que le había superado su excompañero Matteo Malucelli, y el español se lamentaba como lo haría cualquier tras más de un lustro dando al palo. “Me quedé con las ganas, como un niño al que le dan un caramelo y luego se lo quitan. Levanté los brazos porque vi muy claro que era ganador, pero en ese momento, a 200 pulsaciones, a veces cometemos errores. Todavía tengo la imagen en la cabeza”, aseguraba todavía dos días después. Con seis top5 a lo largo de la semana, Peñalver demostró su valía, pero se quedó finalmente sin premio.

Día 3

Sorprendentemente, en una carrera de ocho jornadas, la etapa reina se disputaba antes de la mitad de carrera, en el tercer día de competición. Una jornada de montaña que partía de una maravilla natural como el safari de Taiping, y se resolvería en la ascensión hacia Cameron Highlands, un resort de montaña a 1.600 metros sobre el nivel del mal después de prácticamente 60 eternos kilómetros de subida tendida (con sus descensos, se consideraron tres puertos) y final en la localidad de Tanah Rata, donde ya habían ganado escaladores de postín como Miguel Ángel López, aunque por una vertiente más dura. Con estas condiciones, se presagiaba una llegada mucho menos selectiva que las que se suelen ver en Genting Highlands, el paraíso de los casinos, histórico final en alto de la etapa reina de la carrera malaya, que cuentan que el mítico Andrea Tafi definió como “más duro que el Alpe d’Huez” cuando participó en la tercera edición del Tour de Langkawi allí por 1998.

Max Poole (Team DSM-firmenich PostNL) estrenó su palmarés profesional en la cima de Cameron Highlands. Foto: Le Tour de Langkawi

Finalmente, después de kilómetros de desgaste entre un paisaje de plantaciones de té y fresa, después del trabajo infructuoso de EF Education-EasyPost, que quería revalidar su victoria del año pasado con Simon Carr, después de los ataques de Mario Aparicio (Burgos-BH) y Jorge Gutiérrez (Equipo Kern Pharma), llegaban 11 ciclistas a la cima y el más rápido era Max Poole, el gran favorito en las quinielas para esta edición en la fase final de una temporada marcada por lesión en la que pidió no ir al Mundial para sumar más días de competición y resultados. Y así lo logró: en el día en que tenía que hacerlo, sumó su primer triunfo profesional que le colocaba como líder a falta de cinco etapas sin mucho terreno para las sorpresas, aunque sí muchos nervios por las distancias mínimas, las diferentes ambiciones de los equipos rivales y muchos segundos de bonificación en juego en los sprints intermedios, muchos de ellos situados delante de estaciones de servicio Petronas, patrocinador principal de la carrera.

Día 4

La amenaza de batalla se cumplía ya desde la cuarta etapa, con el largo puerto de Fraser's Hill (llegada en alto en algunas ediciones), situado de salida, donde EF Education-EasyPost trató de romper la carrera después de no haber conseguido acabar con ningún ciclista en el grupo delantero tras su incesante trabajo el día anterior. Finalmente, consiguieron marcharse el sudafricano Stefan de Bod en una fuga junto con el mismo Mario Aparicio, el doble ganador este 2024 que repetía protagonismo tras la subida a Cameron Highlands y conquistaba así un maillot de la montaña que no abandonaría hasta el final de la carrera, así como el valenciano Joan Bou (Euskaltel-Euskadi), que había sido cuarto en la general el año anterior y en Cameron Highlands esta vez se había quedado a 2 minutos del grupo de cabeza. En un final emocionante, fueron cazados dentro del último kilómetro en Bentong, llegando a un sprint que se resolvió con victoria del potente neerlandés Arvid De Kleijn (Tudor Cycling Team), doble ganador de etapa el año anterior. Esta vez, Manuel Peñalver entró en meta señalando el número ‘3’ con el dedo a su auxiliar, que no podía ver con claridad el sprint al ser tapado por las ráfagas de agua que los bomberos regalaban cada etapa a los ciclistas al cruzar la meta: esta vez había vuelto a dar al palo, pero acertando en su intuición. Las ráfagas de agua –el mejor símbolo de una carrera cuyo eslogan oficial es #BeatTheHeat, desafiando el bochorno tropical al que poco están habituados los corredores europeos– volvieron en las dos últimas preguntas de la rueda de prensa, pero por la llegada de una repentina tormenta que nos recordaba por qué estábamos en el trópico.

Día 5

Después de eso, la quinta etapa era seguramente la más icónica por sus sedes, con salida desde la gran capital, Kuala Lumpur, y uno de sus edificios más emblemáticos, las dos torres de Petronas, las torres gemelas más altas del mundo actualmente con 452 metros de altitud, y final en Malaca. Ciudad histórica del país, Malaca fue el centro del mundo malayo entre los siglos XV y XVI, y de hecho da nombre al estrecho que separa al país con Indonesia, un importante y batallado canal comercial del mundo asiático. En Malaca se puede ver un especial patrimonio que muestra la herencia de la colonización portuguesa, holandesa y británica, así como de la cultura china, aunque poco de ello se vio en la llegada, ubicada en su Internacional Trade Center. Finalmente, la etapa deparó un nuevo sprint, aunque sorprendentemente, después de un inicio nervioso con tres puertos (y unas repentinas lluvias torrenciales que obligaron a parar la carrera unos minutos), el líder Max Poole se había destacado junto al mismo Stefan de Bod y el trotamundos Simon Pellaud (Tudor Cycling Team), con estatus de estrella en Malasia después de haber ganado el año pasado el maillot de la montaña. Al final, se dejaron cazar y regalaron una segunda victoria a De Kleijn, que conquistaba Malaca por segundo año consecutivo como hicieron sus compatriotas neerlandeses en el siglo XVII.

Las torres gemelas de Petronas de Kuala Lumpur, las más altas del mundo, acogieron la salida de la quinta etapa. Foto: Le Tour de Langkawi

 “En realidad me hubiera gustado que la fuga hubiera llegado, Simon es un gran tipo”, dijo De Kleijn sobre su compañero de equipo en unas declaraciones en rueda de prensa que tomaban más relevancia en un día en el propio Pellaud, conteniéndose las lágrimas, había explicado tanto a BiciPRO como WielerFlits que se ha quedado sin hueco en el equipo suizo para la próxima temporada, en la que se han reforzado con nombres como Marc Hirschi o Julian Alaphilippe. “No me lo han dicho explícitamente, pero así lo he entendido. La verdad, no estoy durmiendo bien estos días”, se sinceraba el suizo-colombiano, una personalidad única en el pelotón mundial.

Día 6

Sin margen para respirar, este Tour de Langkawi del descubrimiento traía otro madrugón en la sexta etapa para llegar a tiempo a los vuelos hacia Sarawak, tan ‘rara avis’ en el recorrido de la carrera malaya que incluso se necesita el pasaporte para volar hacia allí, aunque sea en el mismo territorio nacional. Como si tuvieran prisa para subirse al avión, se repitió el juego del gato y el ratón entre una batallada escapada y el pelotón liderado por tantos equipos que alinearon en Langkawi a sus mejores velocistas para rascar puestos y puntos en un recorrido sin mucho margen a las sorpresas, aunque con excepciones: esta vez ganó la fuga. Stefan De Bod, escapado por tercer día consecutivo, llegaba a meta destacado junto a Manuele Tarozzi (VF Group-Bardiani CSF), un hábil passista que sabe lo que es luchar incansablemente en las fugas del Giro d’Italia, que ya ha conocido el sabor de la gloria en los sitios donde un equipo modesto como el suyo puede hacerlo (en la China, Tour of Qinghai Lake, esta misma temporada; o en Ruanda, el pasado 2023), y el italiano se impuso, mientras que en el pelotón lideraba el sprint de Arvid De Kleijn, el más rápido por tercer día consecutivo en unas prestaciones que parecían prometer poco margen a sorpresas… hasta que las hubo.

El final de carrera fue por primera vez en la provincia de Sarawak, en la isla de Borneo, tierra de comunidades indígenas. Foto: Le Tour de Langkawi

Día 7

La séptima etapa ya hacía historia transurriendo por la isla de Borneo, tierra selvática y de comunidades indígenas como los Iban (sencillamente, en su idioma, ‘humanos’), que ofrecen sus bailes ‘ngajat’ en la salida de una penúltima etapa cuya presentación de equipos se vio marcada de nuevo por una tormenta repentina que puspuso 15 minutos el inicio de etapa. El recorrido, el más largo de la carrera con prácticamente 200 kilómetros, une las ciudades de Miri y Bintulu, y no da apenas margen a las escaramuzas para los escaladores que aspiran a mejorar en la general, aunque todos los equipos intentan bonificar en los sprints intermedios en una apretada lucha por el podio (siete corredores se encuentran empatados a tiempo en la lucha por el tercer puesto, con el sorpendente italiano Thomas Presenti destacándose en segunda posición, siendo el único que consiguió bonificar durante la semana). Llegó un nuevo sprint y esta vez no ganó De Kleijn: el neerlandés, que confesó haberse confiado al pensar que podía regalarle un doblete a su lanzador Maikel Zijlaard, se ve superado por Matteo Malucelli, que después de su triunfo sin celebración en la segunda etapa había demostrado su velocidad con dos segundos puestos, y alza los brazos al cielo en recuerdo a su madre, que falleció este mismo día 8 años antes.

Me ha ganado un sprinter muy infravalorado”, afirma un De Kleijn siempre locuaz sobre el italiano del modesto equipo japonés JCL Team UKYO, que como él se trata de un velocista que está alcanzando su madurez superada la década de los 30 (10 victorias esta temporada), aunque no con ello conllevando una oferta mejor que la de un equipo Continental como el que milita. Así pues, lo que podría ser la euforia por una segunda victoria inesperada se convierte en un llamamiento de futuro: “No creo que sea peor que De Kleijn u otros velocistas de mi generación. ¿Por qué yo gano 45.000 euros al año y él 350.000? Para ganar 1.600 euros al mes no creo que tenga sentido seguir jugándose la vida a diario en la carretera; preferiría entrar en el mundo laboral, casarme, y formar una familia”, explicó a Tuttobici el italiano, a punto de cumplir 31 años, formado como Ingeniero Mecánico, que amenaza con la retirada si no recibe una oferta para el próximo 2025 de un equipo de mayor categoría.

Día 8

Y, de hecho, Malucelli tuvo todavía tiempo a hacer una última reivindicación ganado también la última etapa, ante los mismos rivales de quilates que toda la semana, que definió como "la mejor de toda mi carrera". Tras una semana de descubrimientos, la carrera ponía el fin de fiesta con un recorrido circular alrededor la industrial ciudad de Bintulu, tierra de extracciones de gas natural licuado del gran patrocinador de la carrera, Petronas. Con cuatro vueltas a un circuito final, la escapada evitó que se jugaran todos los sprints intermedios salvo el último, donde no lideraron ni los grandes velocistas de la carrera ni los aspirantes a la general, si no los sprinters de los equipos que se están jugando el podio, luchando para ‘negar’ la bonificación a los regalos de sus compañeros. El puestómetro dentro del puestómetro.

Con tres victorias de etapas, el veterano Matteo Malucelli (JCL Team UKYO) fue el sorprendente rey de los sprints. Foto: Le Tour de Langkawi

 “Así está el ciclismo ahora, mirando cada puesto con lupa, porque nunca sabes qué es lo que te puede sumar. En nuestro caso, luchando para meter a cinco corredores entre los primeros 40 clasificados de la general, porque son los que tienen puntos. Ya que no estamos para ganarla, apretamos para eso. Antes nunca nadie te hubiera sprintado para hacer el 39, pero ahora sí. Todo el mundo va a eso”, explica el director de Euskaltel-Euskadi en la carrera malaya, Pello Olaberria, en una prueba en la que finalmente consiguieron el 9º puesto de Mikel Bizkarra, completando un top10 en el que también estuvieron Unai Iribar (Equipo Kern Pharma, 3º), Fernando Tercero (Team Polti Kometa, 4º), José Manuel Díaz Gallego (Burgos-BH, 6º), Ibon Ruiz y Jorge Gutiérrez (Equipo Kern Pharma, 7º y 8º). Unos puestos de honor con gran protagonismo para los equipos Pro Continentales españoles, que le valió al equipo navarro la victoria en la clasificación por equipos, “una clasificación que personalmente me gusta mucho... aunque no sume puntos”, como definía con sorna su director Pablo Urtasun.

Con la ceremonia de entrega de estos premios se acabaron ocho días de competición pasando por muchos entornos paradisíacos, pero cuya 'cruda realidad' para la caravana ciclista con mirada más amplia se alarga hasta las dos semanas para los equipos entre viajes, 'jet lags' y logística diversa, como sigue explicando Pello Olaberria. "Son viajes que generan un estrés muy alto, quizás no tanto para los corredores, pero sí para el staff. Al final, no estamos acostumbrados. Cuando estamos ahí en Europa tenemos nuestro camión, nuestro bus, y todo es muy fácil, pero aquí te tienes que amoldar a lo que hay. Parte de mi trabajo aquí es intentar relajar al staff, hacerles que saber que no, que estamos aquí, y esto no está en nuestras manos. Yo ya llevo unas cuantas en estos últimos tres años y estoy acostumbrado, pero todos debemos adaptarnos lo mejor posible a estas carreras, porque el año que viene va a ser lo mismo: ahora mismo, se va a tener que correr en todos los lados del mundo". Y el Tour de Langkawi, escenario ahora de este ciclismo voraz en el que cada corredor y equipo juega su propia batalla y busca su propa redención, volverá a ser protagonista de ello, como lleva sucediendo prácticamente tres décadas.