Son las ocho y cuarto de la mañana y el despertador suena en la habitación 212 del Hotel Villa de Laguardia, a 45 kilómetros del Circuito de Navarra, en Los Arcos, que acogerá la salida de la 16ª Etapa de La Vuelta 2017. Se celebra una contrarreloj individual. El ciclista Pello Bilbao no va a disputarla con posibilidades de ganar y su hora de salida es tardía, pero lleva el mismo horario que el resto de sus compañeros en el equipo Astana. Tras una ducha para despertarse, toca bajar a desayunar a las ocho y cuarenta y cino para salir del hotel todos juntos a las nueve y media.
Una vez en la zona de salida, varios compañeros de equipo se dirigen a reconocer el circuito. Pello opta por descansar en el autobús, dedicarse a la lectura y echar una cabezadita. Y, como es habitual, recibe alguna visita de última hora y se hace fotos con los más pequeños que se agolpan en los autobuses en busca de botellines, gorras, fotos o cualquier tesoro que puedan pillar de sus ídolos.
Son las doce de la mañana, la hora de comer cuando algunos empezaríamos a almorzar pero los horarios de salida mandan y el preparador así se lo ha recomendado. Después hay que reposar y descansar otro rato, no mucho. A las tres y media tiene que estar vestido y subido encima del rodillo para calentar.
Tras cuarenta minutos a los pedales y una buena sudada, toca poner la emisora, dar los últimos consejos y marchar a la rampa de salida.
5, 4, 3, 2, 1, ¡SALIDA! Por delante, 40,2km de rectas interminables y sube y bajas continuos.
El resultado:
ESP BILBAO LOPEZ DE ARMENTIA Pello 132 ASTANA PRO TEAM 53' 08'' + 06' 08''
Llegada a Logroño con los objetivos cumplidos: guardar fuerzas para lo que viene los próximos días, no caerse y no perder la concentración.
Pello relaja las piernas en el rodillo y pone rumbo a Tomillares donde disfrutará de su merecido masaje. Después, la cena y a dormir. Al día siguiente toca disputar una de las etapas más duras, la de Villadiego-Los Machucos, de 180,5km.