Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso.

Una ruta por Urkiaga, Izpegi y Artesiaga, los mitos locales navarros

SUSCRÍBETE

Olga Àbalos I Javier Martínez de la Puente | 02 Jul 2025

Una ruta por Urkiaga, Izpegi y Artesiaga, los mitos locales navarros

Una ruta por Urkiaga, Izpegi y Artesiaga, los mitos locales navarros

Compartir

“No sé cuántas veces habré hecho esta ruta...”, explica Xabier Zandio mientras se ajusta el casco antes de salir. “Hoy en día, ya no monto tanto en bicicleta, porque no tengo tanto tiempo. Sobre todo, salgo a correr por el monte, que me gusta muchísimo, pero esta ruta es muy, muy bonita y me la sé de memoria”.

El punto de partida es Olloki, un pequeño núcleo a las afueras de Pamplona, donde se encuentra el restaurante Ospel, que sirve muchas veces de “punto de encuentro” para ciclistas. Se trata de un recorrido que, a pesar de que no ha estado explotado por competiciones profesionales, es muy concurrido por el cicloturista local y una zona habitual de entrenamiento, que pasa por tramos sin apenas tráfico rodado y con muy buen asfalto. “Aquí llegamos a juntarnos hasta quince ciclistas profesionales. Era muy común poder hacer grupetas”, recuerda el ex corredor navarro, que señala que la zona también tiene su importancia a nivel de infraestructura para el ciclismo navarro.

Entrevista a Xabier Zandio: "Cuando compites contra Pogacar y Vingegaard, ¿a qué aspiras?"

Acompañamos a Zandio, actual director deportivo del equipo INEOS Grenadiers, en una de sus rutas habituales en bici.

 

“En la zona de Gorraiz, por ejemplo, siempre había una casa donde venían muchos ciclistas jóvenes colombianos a correr en Europa. También solían venir corredores rusos, y cerca de aquí, el equipo Caja Rural tiene una casa donde conviven tanto profesionales como amateurs”. Además, las instalaciones del equipo Movistar Team están relativamente cerca, en Egüés, así como las del Kern Pharma, en Orkoien, y del citado Caja Rural, en Pamplona. La ruta, de algún modo, tiene vasos comunicantes con todo el legado que han ido dejando las generaciones de ciclistas. Las pasadas, las presentes y las futuras.

La jornada arranca en dirección a Eugi y el pantano que lleva su nombre, por la carretera N-135. Esos primeros kilómetros coinciden con el Camino de Santiago, lo que aporta un aire simbólico al pedaleo y también hace que tengas que ir con cierta precaución en la carretera. “Es una zona con mucho tráfico de ciclistas y también de peregrinos”, comenta Zandio, que también apunta que los pueblos que vamos dejando atrás, como Zuriain, Larrasoaña y Zubiri, ya en el kilómetro 15, tienen fuentes para rellenar los bidones. “Una vez ya sales de Pamplona, es una ruta en la que hay mucho silencio. En toda esta parte inicial, de hecho, vamos rodando al lado del río Arga, que pasa por Pamplona, y en algunos tramos puedes oír el agua mientras pedaleas”, comenta. “En la zona de Eugi hay muchas rutas de mountain bike y mucha actividad ciclista dentro del bosque”, apunta.

 

Powered by Wikiloc

 

El primer reto llega con el Puerto de Urkiaga, de 911 m (km 35,8), ya en dirección a la frontera francesa. Esto obliga al cuerpo a activarse del todo, a pesar de que hasta entonces la carretera nunca había dejado de empinarse hacia arriba en un continuo falso llano. Es entonces cuando el paisaje se vuelve cada vez más verde y más frondoso. Más silencioso. A Zandio se le ve mucho más cómodo hablando de los montes y los pueblos que durante la parte inicial de la entrevista. “Es que nunca me ha gustado el foco mediático. Y, de hecho, cuando hay que hacer alguna entrevista, intento que las haga otra persona, porque nunca me he sentido cómodo”, confiesa con una sonrisa. 

Tras superar la zona de Eugi y su impresionante pantano (arriba), el recorrido afronta las primeras dificultades orográficas con el puerto de Urkiaga

Tras coronar Urkiaga —un puerto que en invierno está nevado—, el recorrido afronta un terreno favorable y con algunos falsos llanos en bajada de más de 30 km hasta Saint Étienne de Baïgorry, desde donde empieza la segunda gran dificultad orográfica del día, el icónico Alto de Izpegi (672 m), un puerto clásico, duro y con vistas espectaculares. Son 8,1 km al 6,27 %, lo que supone un buen calentón. A medida que la carretera se va empinando, se puede apreciar una conjunción casi infinita de valles y prados en los que el viento puede soplar con cierta intensidad. Aunque cada curva parece un pequeño mirador, vale la pena tomarse unos minutos de receso en la cima, justo en la frontera navarro-francesa. También hay un par de bares para repostar. “Normalmente no parábamos aquí para no enfriarnos, mejor hacer el descenso para el Valle de Baztán y llegar a Erratzu o a Elizondo, donde está la pastelería Malkorra, donde hay que parar a tomarse un café y una pasta”, asegura.

Durante gran parte de la ruta, la presencia de ríos y riachuelos es constante. Abajo, el pueblo de Erratzu, en el Valle del Baztan

 

En el pueblo de Erratzu (km 81), su conexión personal se intensifica. “Aquí solemos parar a veces en el bar Zubi Punta. Este pueblo me lo conozco muy bien porque mi mujer es de aquí”, asegura el navarro, sin olvidarse de otros puntos emblemáticos del municipio como el restaurante Kastonea o el bar Iparla. También nos conduce hasta un pequeño colmado local, el Salaberria, una de esas tiendas en las que se vende de todo: desde la prensa diaria a encurtidos, y donde uno puede tomarse un café. “Llevo viniendo toda la vida a esta tienda”. En la pared exterior, un cartel viejo de Coca-Cola que ha vivido mejores épocas, es casi la única indicación del histórico establecimiento.

No muy lejos, la historia también se manifiesta con fuerza. Todavía en el término municipal de Erratzu, está la cascada de Xorroxin y, en este tramo que transita por el Valle de Baztán, se respira aún la memoria de los Agotes, una comunidad marginada durante siglos, considerada no cristiana, y obligada a vivir apartada y en guetos. “Toda la historia me interesa muchísimo. Me gusta saber lo que ha pasado en estos lugares. Es parte del encanto de pedalear aquí”, comenta Zandio. A lo lejos, en el monte Gorramendi, nos señala que había una base militar americana que se desmanteló en los años setenta.

Las vistas desde Izpegi, que se corona junto en la frontera francesa, dan muestra de una gran riqueza paisajística. En Elizondo (abajo), Zandio recomienda una parada técnica en la pastelería Malkorra

 

En Aritzcun tomamos el desvío hacia la carretera de Baztán y rodamos junto al río Bidasoa hasta Elbete y Elizondo. En el siguiente pueblo, Irurita, tomamos la carretera que nos conduce al tercer puerto de la jornada: el Alto de Artesiaga (984 m). De nuevo, el paisaje se cierra y nos envuelve en un trayecto plagado de curvas encadenadas y soledad, con muchos tramos de sombra y densa vegetación. Una vez coronado, la ruta desciende paulatinamente durante los 30 km restantes para conectar con la N-135, que nos devolverá a Eugi y al punto de partida en Olloki.

“Antes, cuando era más joven, quizá no me daba cuenta del entorno porque siempre he vivido aquí y porque vas con la mentalidad de entrenar, pero con la edad aprecias mucho más lo que tienes alrededor y terminas por establecer una conexión muy fuerte con el paisaje”, asegura. Entonces suena Thunderstruck de AC/DC. Es el móvil personal de Zandio que lo atiende con una llamada de su hija, que le pregunta cuándo vuelve a casa. “Sí, me gusta el rock y todo tipo de música. ¿Sabías que el cantante de Barricada también vive cerca de Pamplona?”.

Contenido realizado con el apoyo de Turismo de Navarra. Más información en: Visitnavarra.es

Tanto Izpegi como Artesiaga, cuyo descenso sinuoso permite disfrutar del pilotaje, son dos puertos muy populares entre los cicloturistas navarros

Diego Uriarte, Kern Pharma