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Xabier Zandio: 'Cuando compites contra Pogacar o Vingegaard, ¿a qué puedes aspirar?'

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Olga Àbalos I Javier Martínez de la Puente | 02 Jul 2025

Xabier Zandio: 'Cuando compites contra Pogacar o Vingegaard, ¿a qué puedes aspirar?'

Xabier Zandio: 'Cuando compites contra Pogacar o Vingegaard, ¿a qué puedes aspirar?'

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En casa de Xabier Zandio (Pamplona, 1975) se respiran dos cosas: familia y paisaje. Delante de la enorme cristalera que da al balcón, pueden observarse los extensísimos prados de Badostain y montes como los de Gaztelu, Txurregi y La Higa de Monreal. En una de las repisas del comedor, muchas fotografías familiares. Solamente la carcasa de un móvil con los colores del INEOS Grenadiers nos indica que estamos en el hogar de un hombre del ciclismo. Sobre la mesa de la cocina, una caja blanca con cruasanes y un par de palmeras enormes de chocolate: “Coged lo que queráis, ¿eh? Son del Panadero de Eugui, de una pastelería que hay aquí cerca, en Ugarte. Siempre vamos ahí. ¿Os preparo café?”

Javier, el fotógrafo, pide permiso para fotografiar la puerta de la nevera, repleta de dibujos infantiles y más fotos. “Adelante”, comenta Zandio. “Esos son mis hijos. En junio de este año cumplirán diecinueve años y los dos tienen una discapacidad. Son unos críos que disfrutan con todo. O sea, los lleves donde los lleves, disfrutan, como estar con los amigos. Salimos mucho, no paramos en casa”. Y sonríe. “La discapacidad de mis hijos me ha permitido poner muchas cosas en perspectiva en la vida, sobre lo que es importante y lo que no. Muchas veces te metes en problemas, o sientes que estás agobiado por algo, y luego dices: ‘Va, déjate de chorradas, porque es ciclismo al final, ¿no?’”

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Zandio sirve los cafés, mientras ironiza sobre la moda entre los corredores profesionales de comprarse cafeteras de última generación y el gusto que hay ahora por el café de especialidad. Hace veinte años que el navarro y su familia viven en esa casa a las afueras de Pamplona, su ciudad natal. “Yo nací en Pamplona, yo soy de un barrio del centro y he vivido toda la vida ahí con mis padres y mis hermanos, que somos seis hermanos. Y nunca me he planteado vivir en otro lado”, reflexiona.

Con la perspectiva del tiempo, ¿crees que seguir vinculado a tu tierra siendo ciclista profesional fue importante para ti?

Sí, porque en el ciclismo de hoy en día me habría costado ser ciclista, seguro. Todo ha cambiado. Está claro que se está globalizando todo mucho más. Desde que dejé la bici, la tendencia fue cambiando. Ahora pasan mucho más tiempo fuera de casa, entre carreras, concentraciones... La mayoría se van a Andorra u otros lugares. Los chavales se mueven mucho más, vamos, que a día de hoy es casi raro el que está en su ciudad natal viviendo. Pero para mí fue importante. Luego, en cada caso, es la personalidad de cada uno. En el mundo del ciclismo hay mucho nómada, mucha gente de todos lados; hay muchos a los que les cuesta quedarse en un sitio.

¿Te cruzabas con Miguel Indurain cuando entrenabas?

Es que Villava está ahí mismo —señala con el brazo hacia la ventana—. Y, sí, te cruzabas con él. Yo lo solía ver entrenando y algunas veces coincidías, pero, claro, él no te conocía... Era la época en la que yo corría en Banesto, en amateur. Mi primer año de amateur, en 1996, era su último año de profesional. Yo estaba en el equipo amateur y él en el profesional. Era impresionante verlo.

¿Fue uno de tus referentes?

Sí, el principal. Me acuerdo de que, de pequeño, a mí me gustaba siempre mucho la bici. Me acuerdo de cuando Perico ganó el Tour en el 88, que yo estaba todo el día con mi madre ahí con la matraca, que quería ser ciclista y mi madre que no quería.

¿Por qué?

Mi madre no quería porque era lo típico: tenía miedo a la carretera, que era muy peligrosa. Pero ya con trece años mi hermano me compró una bici, porque yo soy el pequeño de todos. Y con esa bici empecé en el Club Ciclista Villavés, con Pepe [Barruso], que el otro día celebraron los cincuenta años de historia. ¿Cómo no va a ser un referente Miguel? ¡Claro! Cuando ganó el primer Tour, aquí fue la hostia. Increíble. Eso fue un impacto para todos. Y luego vino el segundo, el tercero, el cuarto, y el quinto... ¡El quinto!

 

 

Del Villavés pasaste a otro equipo navarro, el entonces iBanesto. ¿Era el camino natural a seguir?

Para mí sí que lo fue. Tampoco era un juvenil súper brillante, pero andaba. A ver, y ser navarro ayudaba. Si tú eras un navarro y andabas bien, pues... Si hubiera sido de yo qué sé de dónde, pues no habría entrado, seguro. Pero bueno, andaba bien, y era de los mejores navarros de esa hornada. Fui campeón navarro y demás. Me ficharon a mí y ficharon a Iban Mayo, que había hecho tercero o cuarto en el Mundial Júnior. Y luego, pues eso, ya entras en la rueda, conoces a todo el mundo, te haces tu lugar dentro del grupo, así como una gran familia, y para adelante. Al final, han sido dieciséis años de profesional.

Estuviste diez en la estructura de Banesto, que luego fue Illes Balears y posteriormente Caisse d’Epargne.

Sí, estuve cinco de amateur y diez de profesional. Quince años en total ahí. Y ahora, en INEOS, llevo quince también: seis de corredor y este es el noveno como director deportivo.

¿Eran dos culturas ciclistas tan diferentes?

Sí, totalmente. Y también por los tiempos. Son dos épocas muy marcadas para mí, en las que todo era muy diferente. Ya era un ciclismo profesional en aquella época y todo lo que viví era increíble para mí. Pero no tiene nada que ver con los protocolos actuales de todo.

¿Cómo definirías esas dos culturas?

Yo ahora no te sabría decir, porque el Movistar de cuando yo salí al de ahora es un equipo totalmente distinto. Es otro mundo también, en cuanto a organización, en cuanto a gente que trabaja... Cuando llegué a Sky, para mí el impacto fue darme cuenta de que el entonces Caisse d’Epargne era un equipo más pequeño, en el que con poca gente se hacían muchas cosas. En la primera concentración en Londres vi que había mucha gente, y mucha gente para hacer muchas cosas. Es lo primero que me sorprendió. Y también la importancia que se le daba al tema del media allá. Ahora todo el mundo sabe lo importante que es la prensa y la comunicación. Ahí ya se empezaba a hablar de Instagram… También se le daba más importancia a la aerodinámica, por ejemplo. Había más gente, más medios y todo más organizado.

¿Más analizado también?

Sí, también. Bueno, y todo lo que se ha hablado de los marginal gains, que es más lo que se habla que lo que verdaderamente es.

¿Sí?

A ver, es verdad, ¿eh? Pero era más una forma de trabajar. Se miraban más los detalles y, si se veía que algo podía ser importante, se le dedicaba tiempo y esfuerzo, pero no era todo tan, tan medido como se ha contado... Hay mucho marketing ahí. Se ha vendido más de lo que ciertamente es —sonríe—. Pero, bueno, está claro que era importante y se dedicaba tiempo y esfuerzo a mejorar pequeños detalles, eso sí. Y yo me fui ahí sin hablar ni papa de inglés. Una aventura para mí.

¿Lo que descubriste te gustó?

Sí, me gustó mucho. Desde fuera lo veía como un equipo, digamos, algo distinto. Me parecía que era un buen equipo, por las declaraciones que leías, por cómo se vendían ellos… Y cuando llegué, me encontré un equipo que, ostia, eran todo facilidades, todo para el corredor. Nos pusieron un traductor para mí y para Rigoberto que estaba con nosotros todo el día. Vamos, lo que nos hacía falta. Pasé de pensar que era una cultura más seria y cuadriculada, a sentir que me apoyaban al 100%. No escatimaban en ningún medio.

¿Es un equipo donde no había miedo a experimentar?

Sí, y todavía se sigue buscando cómo mejorar. O sea, la filosofía no ha cambiado en absoluto. Luego, el ciclismo sí que va cambiando y las situaciones, o si das en la tecla con los corredores. Ahora ha salido Pogacar, Vingegaard...

Claro, eso no se puede controlar.

Y si no están en tu equipo, pues te toca perseguir. Pero la manera de trabajar, la filosofía, el dinero que se sigue invirtiendo en cada detalle cuenta, y en eso trabajamos cada día. Está claro, nosotros siempre hemos tenido un gran presupuesto, pero hay otros equipos que ahora tienen más. Y eso marca un poco también las diferencias.

El último Tour que INEOS consiguió fue en 2019 con Egan Bernal. Luego entró en escena Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard. ¿El equipo ha tenido que reformular su posición dentro del pelotón?

Sí, pero hay que seguir ahí, hay que ser conscientes de lo que hay. Antes endurecíamos la carrera y éramos el equipo más fuerte. Y a día de hoy eres consciente de que eso ya no es así. Estás en muchas carreras más y el UAE es un equipazo que, bueno, ellos son los que toman la responsabilidad y la asumen, igual que nosotros la tomábamos en su día. Sabes que tienes el mejor equipo y, bueno, pues coges la responsabilidad y haces la carrera dura, que es lo que te conviene. Pues ahora corres de otra manera. Te intentas aprovechar más del trabajo de otros quizás en ciertos momentos. Creo que somos un equipo con carácter y que, bueno, también cogemos la responsabilidad muchas veces para intentar hacerlo bien. No sé, yo lo he visto así...

¿Hay que ir a buscar la manera de desactivar al UAE y al Visma?

Bueno, es difícil cuando corres contra un equipo tan potente, y sobre todo con un corredor como Pogacar cuando está bien. Y cuando están Pogacar y Vingegaard en carrera es difícil... ¿A qué aspiras?

Eso les pasa a muchos equipos.

A la mayoría. ¿A qué aspiras? ¿Qué nos queda? ¿Qué podemos hacer ahí? Pues eso, hacerlo de la mejor manera posible, dejarte ver y correr con bravura. Y estar lo más adelante posible. Ya está, es así: dar lo mejor de ti mismo cada día.

Este año se retira Geraint Thomas. ¿Cuáles son las perspectivas futuras en INEOS?

Está Carlos Rodríguez, está Egan, y hay corredores jóvenes que están viniendo. Se trata de seguir buscando, porque nunca sabes dónde está el corredor que va a ganar el Tour de aquí a cinco años. Cuando llegó Jan Ullrich parecía que iba a ganar no sé cuántos Tours y solo ganó el primero. Y Pogacar, lo mismo, ganó dos y luego vino Vingegaard, lo ganó... O sea, no sabes dónde está esa estrella. Y chicos con talento salen cada año. Y hay que seguir trabajando.

Podéis leer la entrevista al completo en el número #47 de la revista VOLATA, de próxima publicación.

Contenido realizado con el apoyo de Turismo de Navarra. Más información en: Visitnavarra.es