'En la París-Roubaix de 1996, yo decidí que Bortolami fuera segundo y Tafi, tercero', Johan Museeuw
SUSCRÍBETEHace ya dieciséis años que se retiró del ciclismo profesional, pero a Johan Museeuw todavía le siguen preguntado por aquella París-Roubaix en la que el equipo Mapei hizo tripete en el pódium. Sin embargo, al León de Flandes no le importa contar la historia una y otra vez, ya que ha asumido con mucha profesionalidad que, divulgando su legado, hace mejor su actual trabajo: ser dinamizador y embajador del ciclismo belga y, más concretamente, de lo que significa el ciclismo en Flandes. Y con un palmarés en el que figuran tres París-Roubaix, tres Tour de Flandes, un Mundial en ruta y más de cien victorias en los quince años que fue profesional (de 1989 a 2004), tiene muchísimo que contar.
Recuperamos un fragmento de la entrevista que Olga Àbalos mantuvo con él para VOLATA#21.
El excorredor belga en la zona de duchas del velódromo de Roubaix (Foto: Sigfrid Eggers) / Foto cabecera: Graham Watson
Cuando eras corredor, se decía de ti que eras un tipo callado, reservado y que rehuías del contacto con el público... Todo lo contario, ehem, que ahora.
Es que cuando eres profesional lo más importante es conseguir victorias, y cuando estás en plena competición no hay espacio para hacer otras cosas. Ahora ya no tengo ni la presión ni el estrés que tenía cuando era profesional y puedo abrirme mucho más a la gente. Aunque también hay que decir que el ciclismo de ahora es bastante distinto al que viví yo, porque las redes sociales han cambiado la relación que tienen los corredores con los aficionados. Los ciclistas de nuestra generación, obviamente, no teníamos redes sociales... Teníamos ¡llamadas telefónicas! Eso era todo —risas—. Creo que las redes hacen que para los corredores sea un poco más fácil, porque ahora escriben un post y ya se han comunicado con los aficionados y con la prensa, y ya no tienen por qué hablar más.
¿No crees que eso puede romper esa relación directa entre el ciclista y el aficionado?
Pero es que el ciclismo sigue siendo el único deporte en el que el aficionado puede tener contacto directo con el ciclista. Si tú ves a Sagan por la carretera, lo podrías hasta tocar, y eso hace que el ciclismo sea un deporte tan maravilloso. Estás en contacto con los corredores en casi todos los momentos, en la salida, en la llegada, etcétera. Y si te acercas al autobús del Bora, con un poco de suerte podrás ver a Sagan, hablar con él y decirle hola.
Johan Museeuw durante la entrevista con VOLATA, Londres 2019 (foto: Kristof Ramon)
Cuando estás trabajando con grupos de turistas, ¿sobre qué carreras o victorias te preguntan más a menudo?
Me preguntan sobre todo por aquella París-Roubaix en la que me caí y me rompí la rodilla en 1998, y sobre la victoria que conseguí al año siguiente —dice levantando su pierna izquierda, como en la mítica foto en la que entró con una sola pierna en el velódromo de Roubaix en 1999—. También me preguntan mucho sobre el Campeonato del Mundo que conseguí en 1996 y el primer Tour de Flandes que gané. Aunque también hay gente que me pregunta sobre el segundo y el tercero. Depende de la gente y de sus recuerdos, pero lo que más me preguntan es cuál es la carrera más bonita y la carrera más interesante que he conseguido en mi trayectoria.
¿Y cuál es esa carrera?
Es muy difícil de decir cuando, como en mi caso, has conseguido tres Paris-Roubaix, tres Tour de Flandes y once carreras de la Copa del Mundo, pero te diría que uno de los momentos más especiales de mi vida fue cuando conseguí el Mundial en Lugano. No por la carrera en sí, sino por poder vestir el maillot arcoíris durante un año en todas las carreras. Eso es lo más genial de todo.
¿Cómo recuerdas el año que necesitaste para recuperarte de aquella lesión de rótula?
Hice una rehabilitación de ocho meses. En la primera fase tenía gangrena y, a causa de esto, perdí toda la musculatura. Sufrí rabdomiolisis, una enfermedad causada por una bacteria que se come el músculo. Por eso tuve que hacer una rehabilitación tan larga, de casi un año. Llegamos dos veces al punto en el que casi me tuvieron que amputar la pierna, porque no encontraban el antibiótico correcto contra la gangrena. En resumen, un periodo muy difícil con un final positivo, por suerte.
Momento de la caída en la París-Roubaix de 1998 que casi li costó una pierna a Museeuw (foto: Graham Watson)
Otro episodio estelar de tu carrera fue cuando, estando en Mapei, hicisteis el triplete en la París-Roubaix de 1996. Tú te llevaste la vitoria, Bortolami fue segundo y Tafi, tercero. ¿Por qué no os esprintasteis entre vosotros?
Ya he contado la historia miles de veces, pero sigue siendo un recuerdo fantástico después de tantos años. Nadie dijo nunca si tenía que ganar Museeuw, Bortolami o Tafi. Yo entonces era el líder del equipo, como también lo había sido en los años anteriores. Tafi y Bortolami eran mis gregarios. Les podría haber dejado atrás en casi cada tramo de pavé. Es verdad que la situación se complicó cuando pinchamos y nos esperamos los unos a los otros; a nivel deportivo tampoco fue mi París–Roubaix más grande pero, sea como sea, para Mapei fue una campaña publicitaria enorme: Vincere insieme, ganar juntos. Pasamos juntos la meta y yo decidí quién había acabado segundo y quién tercero.
* Gracias a Cycling in Flanders y Visit Flanders.