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Brian Robinson y Connor Swift, el círculo se cierra

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Texto: O. Àbalos / Fotografía: Lee Brown | 28 Jun 2019

Brian Robinson y Connor Swift, el círculo se cierra

Brian Robinson y Connor Swift, el círculo se cierra

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Durante décadas, Brian Robinson (Mirfield, 1930) fue un auténtico desconocido como ciclista profesional para sus compatriotas. En su palmarés atesoraba el hito de haber sido el primer británico en ganar una etapa en el Tour de Francia, en 1956, y también el de ser el primero en terminar la ronda francesa, en ese mismo año. Pero estos logros se sumieron en el olvido, hasta que el ciclismo británico empezó a brillar, miró al pasado para redescubrirse y para sustentar su presente sobre los héroes olvidados. A sus ochenta y ochoaños, el veterano ex ciclista conserva todavía un recuerdo nítido del ciclismo y el Yorkshire de los años cincuenta, que está a años luz del que vive Connor Swift (Thorne, 1995), el vigente campeón nacional británico de ciclismo en carretera. Les separan 63 años de historia, todo un mundo que durante unos minutos se conectó mientras desayunábamos en una tetería de las afueras de Knottingley.

 

El carácter amigable de dos Yorkskhiremen

“Cuanto más al norte vas, más amigable es la gente”, dice Brian Robinson al principio de la conversación y en medio del sonido del repicar de las cucharas en las tazas de té. El brebaje, con una nube de leche, como mandan los cánones, tiene color de Yorkshire, fuerte e intenso. El veterano ciclista sonríe y mira el porche de madera del Birkin Fisheries Tea Room, situado al lado de la carretera de Haddlesey, y parada habitual de los ciclistas que ruedan por aquella zona de llanos y pequeños lagos y ríos al sureste de Leeds. De hecho, Connor Swift ha llegado en bicicleta, ataviado con el maillot de campeón nacional británico. Los propietarios del establecimiento lo reconocen en seguida, pero dudan sobre su interlocutor. ¿Quién es ese señor mayor? La pregunta no ofende.

La figura de Robinson y su historia aún no es demasiado popular, y cualquier oportunidad es buena para sacar a la luz un legado qu,e hasta el 2006 fue casi desconocido. Una fiesta conmemorativa con autoridades sobre el cincuenta aniversario de su victoria en una etapa en el Tour de Francia, la primera conseguida por un briton, hizo que saliera masivamente en los medios de comunicación. Hasta entonces, había sido un pionero en la sombra, un outsider en su época. Swift, en cambio, forma parte de la generación de corredores que sigue la estela del camino abierto por David Millar, Bradley Wiggins, Mark Cavendish, Chris Froome o el mismo Ben Swift, su primo, entre muchos otros. Pero ambos son de Yorkshire, lo que significa que ambos sólo hablan si se les pregunta. Cuentan que la parquedad es algo propio de la gente del norte. Amigables, sí, pero selectivos con las palabras. Se sonríen. 

La Vuelta a España y la amistad con Miquel Poblet

La historia de Robinson es la de alguien que combinaba el trabajo en la construcción con el ciclismo profesional, y que tuvo que emplearse a fondo para ponerse al mismo nivel que el de los ciclistas del continente, como cuando recabó en el equipo francés Sant Raphaël-Géminiani en los años cincuenta.
“La verdad es que no me imaginaba que el ciclismo inglés llegaría a tener el nivel que tiene ahora —reflexiona sobre cómo ha cambiado la situación del ciclismo británico en las últimas décadas—. En mi época casi no tenías ayudas, y te tenías que espabilar solo si querías conseguir algo, que es lo que suele hacer la gente de Yorkshire —hay sonrisas generales; de nuevo sale a relucir el famoso orgullo local—. Tienes que seguir siempre adelante. Es increíble el progreso que hemos hecho. Ha sido un camino de largo recorrido hasta llegar aquí que quizá empezó conmigo. Ahora tenemos quince o dieciséis corredores que pueden correr un Tour de Francia al máximo nivel, y también tenemos ganadores. Hemos cerrado el círculo en estos cincuenta años de historia. Un gran logro. Y además, Yorkshire es responsable de haber dado un gran número de ciclistas”.

La mirada hacia atrás permite que el ex ciclista de Mirfield saque a relucir numerosos recuerdos del ciclismo de la década de los años cincuenta, bajo la atenta mirada de Swift, que va dando sorbos al té. “Recuerdo perfectamente la primera vez que subí puertos en los Pirineos y en los Alpes. Fue en una etapa del Tour de Francia que empezaba en Cognac, que estaba en una zona llana, e iba en dirección al sur. En aquellos días las etapas eran larguísimas, de muchos kilómetros". También participó también en alguna Vuelta a España, como la de 1956, la primera que corrió. "Fue un poco complicada a nivel de organización. Creo recordar que había una parte de la organización que estaba gestionada por el ejército, porque había jeeps y soldados en la carretera. Además, cuando cruzábamos la meta, nos teníamos que buscar la vida para llegar al hotel, que muchas veces estaba a siete u ocho kilómetros de la zona de llegada, y esto es lo último que quieres hacer cuando terminas una etapa. Era todo un poco desastre. Y, por supuesto, la comida era diferente de la que comíamos en Francia. Pero, aparte de eso, fue una experiencia muy bonita y, de hecho, la Vuelta a España sigue siendo una carrera preciosa”. Así mismo conoció a corredores como Miquel Poblet, con el que trabó cierta amistad después de que lo ayudara a conseguir la victoria en la Milán-San Remo de 1957.

El brillante futuro del ciclismo británico

El presente de Swift está a años luz de aquel pasado, que solo puede recuperarse a través de imágenes en blanco y negro. Él puede, no obstante, reflejarse en otros corredores británicos contemporáneos que ya han conseguido grandes victorias. “Lo cierto que tener a tu alrededor ciclistas que sean capaces de ganar carreras como el Tour de Francia es muy inspirador. Por ejemplo, un corredor como Simon Yates, que solía competir en circuitos locales de carreras, ha sido capaz de ganar una Vuelta a España. Eso es tremendo. Así que, viendo eso, cualquier chico joven que haga sus primeras carreras puede pensar que algún día puede llegar a ganar una gran vuelta por etapas. Estamos viviendo una época muy excitante y a mí, personalmente, me gustaría algún día poder disputar el Tour de Francia, aunque también tengo en mente muchas de las clásicas, como las de Flandes o la París-Roubaix, que creo que se adaptan muy bien a mi forma de correr”.

A sus veintitrés años, Swift es un ciclista con un gran futuro que va ganado experiencia paso a paso en las categorías superiores. De momento, esta temporada 2019 defenderá el maillot de campeón británico de ciclismo en ruta. "El otro día estaba mirando los corredores que han conseguido revalidar el título de forma recurrente y, entre ellos, está Roger Hammond, que lo hizo durante dos años. Luego también está John Tanner, que es de por aquí, que lo hizo tres veces", comenta. Tiene la idea de seguir vistiéndolo un año más, como mínimo.

 

Gracias a Welcome to Yorkshire.

* Fragmento de una artículo originalmente publicado en el número 18 de la revista VOLATA