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Dos chefs en la vida de Perico

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Isaac Vilalta | 27 Jun 2018

Dos chefs en la vida de Perico

Dos chefs en la vida de Perico

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El Tour de Francia de 1988 cambió la forma de vivir el ciclismo de mucha gente y supuso que un nombre propio se instalara definitivamente en sus vidas. Como el primer viaje al extranjero, como el dolor del primer desamor, que, no sólo no se olvidan, sino que dibujan numerosos escenarios vitales de forma que tantas y tantas cosas parten de ahí. Algo así sucedió con el Tour del 88, el de Pedro Delgado, Perico, en la sobremesa. La victoria del segoviano, cocinada en el Alpe d’Huez, marcó para siempre la relación de dos grandes chefs con el ciclismo: Juan Mari Arzak y Karlos Arguiñano, un viaje de ida y vuelta con Perico y para VOLATA.

Karlos Arguiñano y Juan Mari Arzak en el plató de Hogarmania, donde el primero suele grabar su programa de televisión (©Hogarmania)

El restaurante Arzak, con tres estrellas Michelin —la primera, conseguida en 1972—, es un templo de la cocina. Seguramente por eso, Perico decidió que justo después de ganar su Tour y pocas horas antes de correr la Clásica de San Sebastián, cenaría ahí. "Recuerdo que la noche anterior a la Clásica, temprano, sobre las ocho y media, se presentó al restaurante para cenar pero no teníamos mesas libres —explica Juan Mari Arzak—. Perico iba con su mujer. Era un tipo joven y con pinta a ciclista, pero en aquel momento yo no le reconocí y le dije que lo sentía pero que no teníamos sitio". El cocinero se ríe mientras recuerda aquel episodio y añade: “Cuándo se marchó, vino rápidamente un camarero y me comentó que acababa de dejar sin mesa a ¡Pedro Delgado!”. Por entonces Perico era el hombre de moda, el que todo el mundo reconocería. Arzak intentó solucionar como pudo la situación. "Es que me dio mucha pena. Esa misma noche le llamé al hotel por teléfono para ofrecerle mesa pero ya había cenado porqué al día siguiente tenía que competir".

Con Karlos Arguiñano la relación empezó de forma diferente, menos accidentada pero también con el Tour del 88 en el horizonte y con una anécdota: “Yo estaba de vacaciones en París con Luisi, mi mujer, y nos pusimos en la cola para entrar en el Moulin Rouge justo detrás de Perico Delgado. Y, joder, que ya había ganado un Tour, ¡yo estaba emocionado!". Más adelante volvieron a coincidir, se conocieron y entablaron una amistad que todavía hoy perdura. Arguiñano, el más mediático de nuestros cocineros, nos habla en la siguiente VOLATA de Perico, de como se convirtió en su soigneur por un día, de como ve el ciclismo, de su afición por el deporte y de como los cocineros han entrado también en este mundo de forma totalmente profesionalizada.

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Recorte de prensa de 1988 (archivo VOLATA)