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La tierra no es plana. Paisajes del Tour 2018: Alpe d'Huez

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Daniel Monfort | 19 Jul 2018

La tierra no es plana. Paisajes del Tour 2018: Alpe d'Huez

La tierra no es plana. Paisajes del Tour 2018: Alpe d'Huez

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Tras la etapa que recorrió los Alpes de Saboya y terminó en la estación de esquí Espace San Bernardo, vuelve el coloso. Las veintiún curvas, el ricón de los holandeses, la repetición de la victoria de Guerini y el fotógrafo, el sinsabor de lo que fue y no fue Iban Mayo. El Alpe d'Huez, con esos bloques de apartamentos que quieren ser chalets de madera, con esos aparcamientos desiertos cualquier miércoles del mes de octubre que nadie nos muestra en televisión.

 

 

 

También es ese festival de cine cómico sólo apto para esas comedias francesas que terminan todas igual. Mejor quedarse con las vistas aéreas de los valles, dejarse llevar por el paisaje natural del macizo de Belledonne bajando la Croix de Fer, los cambios de coloración en la roca y en la vegetación, los riachuelos que bajan vivos, el paso del prado a bosque, fotografiar la tele cuando los ciclistas pasen por los lazos de la carretera que sube al pueblo de Montvernier; pueblo, este sí, sin el urbanismo excesivo del esquí. La carretera a Montvernier se construyó en los años treinta, excavada literalmente en la roca, siguiendo el camino de mulas que existía previamente. No hay subida en todo el Tour más fotogénica.

No sólo de pista de esquí vive el Tour (pero casi).