Operación remontada completada. El proceso de Roglič para recuperar el maillot rojo ha sido reposado, como quien cocina un buen guiso. De Yunquera a Moncalvillo. Sin prisa, pero sin pausa. El esloveno es un experto en disimular sus días malos e infalible cuando consigue alinear todas las piezas. El puerto riojano ha sido otro de esos escenarios de su simbiosis única con La Vuelta; su particular rutina en esta carrera en la que acaricia su cuarto entorchado. El de Red Bull-BORA ha logrado su tercera victoria en esta edición, la decimoquinta en la ronda española. Y en este juego de los datos, también se trata de su segundo triunfo en esta subida tras su estreno en 2020.
Los tonos anaranjados de aquella forzosa edición otoñal han dado paso a la calidez de los rayos de sol entre las copas de los árboles a pesar de que el día ha amanecido con niebla y amenaza de lluvia. Y la resolución con el sello indiscutible de Roglič se ha convertido en un ataque, posiblemente inesperado, a falta de 6km para la meta. En la antesala de la parte más dura, Daniel Felipe Martínez ha encontrado un momento de inspiración forzando la máquina hasta tal punto que tan solo Aleksandr Vlasov y Roglič han podido (o querido) seguir el ritmo endiablado.
Mientras Enric Mas y Richard Carapaz se miraban remolones cediendo la responsabilidad de cerrar el hueco, el terceto de Red Bull-BORA desaparecía en la sinuosa carretera. Un derroche de vatios que Vlasov ha prolongado hasta explotar dando paso a la particular cronoescalada del esloveno. La firmeza de su pedaleo y la concentración de su rostro en las rampas de más del 12% contrastaba con la guerra de guerrillas que se vivía por detrás. Ataques y contraataques entre los que trataban de solventar el despiste inicial y quienes se aferraban a un instante de calma para reintegrarse en el grupo, entre ellos el líder O’Connor.
Roglič ha sido el más persistente de todos. La diferencia permanecía estable después del duro movimiento con el que Enric Mas ha conseguido desembarazarse, por fin, de sus rivales. Pero la cercanía paulatina a la meta era inversamente proporcional al incremento de los segundos con el esloveno, que se siente en su tablero de juego natural en las etapas monopuerto sin excesiva dureza previa. David Gaudu y Mattias Skjelmose, ahora líder de los jóvenes, han superado al de Movistar en los últimos 150 metros. “He llegado vacío”, reconocía el balear tras no poder esprintar por las bonificaciones.
Por si había alguna duda, la batalla se centra ahora en un segundo puesto que todavía sostiene un aguerrido Ben O’Connor, el artífice de la emoción en esta Vuelta. Enris Mas se sitúa a 26”, Carapaz a 1 minuto. Mañana, la traca final en Picón Blanco en un territorio predilecto para las emboscadas.