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Mads Pedersen, instinto ciclista

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Mikkel Condé | 19 May 2020

Mads Pedersen, instinto ciclista

Mads Pedersen, instinto ciclista

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Después de los tres títulos consecutivos de Peter Sagan y de la victoria de Alejandro Valverde, un joven danés sin un palmarés espectacular se llevó en Yorkshire la prenda más cotizada del circuito mundial. Mads Pedersen (Tølløse, Dinamarca, 1995) no es un desconocido pero, quizá con la excepción de Rui Costa –sólo quizá—, el Mundial de ciclismo no vivía grandes sorpresas desde el título de Igor Astarloa en 2003. En 2019, Mads Pedersen y Annemiek van Vleuten se llevaron la gloria. ¿Repetirán? Este es el retrato robot de un magnífico competidor llegado del frío del norte.

Para muchos, la victoria de Mads Pedersen en el Campeonato del Mundo de Yorkshire, al norte de Inglaterra, el año pasado, fue una sorpresa. Y, lo cierto es que, a tenor de la temporada que había completado hasta ese momento, es comprensible este punto de vista. Sin embargo, si nos centramos únicamente en el circuito del Mundial y también en la meteorología de ese día, puede que no resulte tan sorprendente…

Criado en Tølløse, en Dinamarca, no muy lejos de la ciudad vikinga de Roskilde —dónde compitió cuando era júnior— Pedersen se acostumbró a luchar contra climas adversos con frío, lluvia y viento a diario desde que comenzó a ir en bicicleta a los siete años. Así que, seguramente, un poco de lluvia en Inglaterra no debería afectar a sus posibilidades de éxito, como tampoco el terreno ondulado en que ha conseguido algunos de sus mejores resultados hasta el momento. De hecho, un Mundial largo, duro y frío parecía, en realidad, el escenario perfecto para que un guerrero vikingo como Pedersen pudiera brillar. Y brilló.

Momento en el que Mads Pedersen se proclamó campeón del mundo en ruta en Yorshire, 2019 (Foto: AP)

 

El danés de veinticuatro años siempre ha sido un auténtico competidor. Desde el momento en que se cuelga un dorsal a la espalda, el juego comienza. Quiere ganar y quiere hacerlo a lo grande. Cuando ataca lejos de meta, no sólo se trata de un intento desesperado para mostrar los colores del equipo antes de que los favoritos pongan las cosas en orden, es porque Pedersen ha visto la oportunidad de hacer algo importante y no va a desperdiciarla. Hay una gran diferencia entre correr una carrera y competir en una carrera. Para Pedersen, sólo existe lo segundo. Nunca será un simple dorsal más en la lista de salida. A diferencia de otros muchos ciclistas daneses que buscan condiciones climáticas más cálidas en los países del sur de Europa, Pedersen ha decidido quedarse a vivir en Dinamarca. Una de las razones para tomar esta decisión es la de permanecer cerca de sus amigos y familiares.

Otra razón, es poder entrenar en un clima similar al que tendrá que afrontar en las clásicas de primavera, que siempre están marcadas en rojo en su calendario, y normalmente se disputan en las mismas condiciones que experimenta en su tierra natal. Le gusta estar en casa y a Dinamarca también le gusta tenerlo cerca. No resulta extraño, pues, que tanto el Tour de Dinamarca de este año como el Tour de Francia del 2021, que empieza precisamente en Copenhague, pasen por la ciudad en la que reside Pedersen. De hecho, después de su victoria en el Mundial de Yorkshire, el ciclista danés fue coronado como Deportista del Año en su tierra y, al menos tres ciudades diferentes, lo reclamaron en seguida como suyo. Lejre, donde vive con su mujer –con quién se casó justo después de conseguir el maillot arcoíris—, Roskilde, donde corrió como junior, y Tølløse, donde se crió. Todo el mundo quiere un pedacito de Pedersen y será muy interesante ver cómo se las arregla con su nuevo estatus y la fama que ha conseguido, tanto encima como lejos de la bicicleta.

Lo más probable es que se mantenga igual, con los pies en el suelo y la mente centrada en ganar. Sigue siendo el mismo tipo al que le apasiona correr y el que abrió una tienda de bicicletas en su ciudad natal para que su padre pudiera dejar el trabajo de camionero y dedicarse así a algo más relajante. Sin embargo, una cosa está clara, Pedersen ya no podrá jugar nunca más el papel de secundario en las carreras; vestir el jersey arcoíris le impedirá moverse lejos del radar del resto como hacía en el pasado. Él lo sabe y cuando, recientemente, firmó un nuevo contrato con el Trek-Segafredo, que se extiende hasta el 2022, él mismo dejó claro que quiere ser más consistente en sus actuaciones. Quiere ser protagonista hasta el momento decisivo de las carreras y no aparecer ocasionalmente como le hemos visto hacer anteriormente como, por ejemplo, cuando terminó segundo en el Tour de Flandes de 2018 en abril y ya no volvió a aparecer en un Top5 fuera de Dinamarca hasta que ganó el Tour de l’Eurométropole a finales de septiembre.

Las clásicas son, naturalmente, el gran objetivo para el joven danés este año. Este es su coto y es donde realmente quiere mostrar y lucir su maillot arcoíris. En 2013, Pedersen ganó la París-Roubaix júnior y este año quiere ganarla en la categoría élite luciendo el jersey más icónico que hay dentro del pelotón. De hecho, quiere correr la París-Roubaix en las mismas condiciones que tenía en Yorkshire cuando ganó el título mundial el año pasado. “Es mi mayor sueño, correr la París-Roubaix bajo la lluvia”, reconoció recientemente en la TV2 danesa cuando hablaba de sus futuros retos.

* Fragmento de un artículo originalmente publicado en VOLATA#22. Consíguela aquí.

 

 

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De full arcoíris (Foto: Trek)