Como en una buena partida de póker, este Tour va deambulando. A veces parece que tumba para un lado, y, al día siguiente, para el otro. Esta dinámica, la del póker, es la que viene marcando la carrera desde mucho antes de empezar. El juego de declaraciones y distracciones ha sido una constante, y la verdad es que la carretera, hasta el momento, no nos ha revelado ninguna gran verdad. En este sentido, esta contrarreloj ha sido una pequeña bendición ya que ha puesto a todos los grandes nombres frente al espejo.
Esta es una disciplina que no admite disimulos, si bien es cierto que tampoco ha resuelto los grandes enigmas planteados al inicio. Por lo menos, eso sí, ha confirmado una certeza, apunten este nombre: Remco Evenepoel. El belga tenía que demostrar que la crono es su especialidad y así lo ha hecho. Ha ganado y se acerca a Pogacar en la general, aunque, rápidamente, vuelve al póker y matiza que “Tadej es bastante inalcanzable” para fijarse el podio como objetivo. Lo cierto es que el belga ha estado muy bien hasta ahora, mostrando buenas piernas en todos los terrenos —como en la demostración en la persecución final de Bolonia— y ha sido el que más cerca estuvo de Pogacar y Vingegaard en el Galibier.
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En la contrarreloj, los candidatos a la general han empezado fuertes, con tiempos bastante parejos en la primera parte. La marca de un Campenaerts que gastaba los minutos en la silla caliente era buena, pero era poco botín a estas alturas de carrera, cuando las piernas de todos todavía están frescas. La salida por las calles de Nuits-Saint-Georges ha sido muy técnica, con todos arriesgando en cada curva. Rápidamente, Evenepoel se ha situado como la gran referencia mientras a Roglic le insistían des del coche que mantuviera los brazos donde tenían que estar, que pensara en la postura más aerodinámica.
Vingegaard parecía estar en la pomada, pero en el segundo punto intermedio, una vez ya coronada la tachuela de 1,6 kilómetros al 6,1%, ha empezado a mostrar la verdad. Evenepoel y Pogacar, un poco por delante; Vingegaard y Roglic, un poco por detrás. Todos bien, sí, pero en este orden. La agresividad de los primeros kilómetros se ha ido transformando en desgaste al final. Y es que en la crono se sufre mucho, por la exigencia, por la soledad, por la presión. Y así nos deja. Que sí pero que no, nada resuelto. La buena noticia es que los cuatro grandes están ahí. Y por detrás, Juan Ayuso es quinto, Carlos Rodríguez es séptimo, y Mikel Landa es octavo. Nada mal, ¿no?
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En la posdata, dos apuntes. Primero, la fiesta que ha vivido el local Julien Bernard disfrutando de su gente como nunca, incluso poniendo pie a tierra para responder a unos besos. Segundo, confirmamos que era una crono y no un capítulo nuevo de la Guerra de las Galaxias con unos cascos que no entienden de limites aerodinámicos ni estéticos.