"¡Bini, has hecho historia hoy!" Le repetía su compañero Laurenz Rex mientra Biniam Girmay se secaba las lágrimas de la emoción por lo que había conseguido. "¡Por África por el Intermarche, Bini!". Y Girmay volvía a secarse las lágrimas. Casi no se podía creer que había conseguido una victoria en el Tour de Francia, la carrera con la que ni se atrevía a soñar cuando empezó a hacer ciclismo en su Eritrea natal. Además lo había conseguido en un esprint masivo, pero en el que los velocistas puros, tardaron algo más de cuenta en aparecer y se quedaron algo tapados por hombres rápidos como Mads Pedersen (Lidl-Trek) que empezó a esprintar como si no hubiera mañana a falta de 100 m cuando Jasper Stuyven se retiró tras lanzarlo. En pocos segundos Arnaud de Lie (Lotto Dstny) por la derecha y Fernando Gaviria (Movistar Team) empezaron a sacar la cabeza agazapados, pero también hizo lo suyo Girmay también por la derecha rozando las vallas y con una fuerza sorprendente superó al danés que finalmente fue cuarto.
Que la etapa terminaría en un esprint masivo era previsible y esperable. Y también era probable que hubiera la tensión que fue protagonista en los últimos minutos, con una caída dentro a 3 de meta tras más de 5 horas bastante anodinas. Hoy han vuelto aquellas jornadas largas, muy largas, de 230 km, y casi llanas en las que da tiempo a hacer otras muchas cosas y los comentaristas de televisión deben usar todos sus recursos para amenizar la tarde. La realización del Tour se recreaba en las colinas llenas de viñeros el Piemonte y luego hacía un montaje con imágenes de todos los esprinters del pelotón: Cavendish, Philipsen, De Lie, Jakobsen, Bennet, Groenewegen, Gaviria, Coquard, Pedersen y Gerben Thijssen, el esprinter del Intermarché - Wanty. No enfocó a Girmay, curiosamente. Habían demasiado candidatos con hambre y cuádriceps poderosos como para pensar que hoy era el día del eritreo.
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La televisión también se recreó con otras cosas, como cuando los dos corredores del Uno-X Mobility, Jonas Abrahamsen and Johannes Kulset, tras una corta escapada para, según decían, honrar el maillot verde que llevaba el primero, decidieron parar y esperar al pelotón como si fueran espectadores, o cuando Cavendish nos regalaba otro de su enfados mediáticos ante la cámara cuando se estaba incorporando al pelotón después de cambiar la dos ruedas de la bici. Más tarde, le pilló la caída a falta de 3 km y se quedó rezagado y ya no pudo remontar para disputar el esprint.
Y si nada hacía pensar que una etapa tan anodina pudiera tener este final tan feliz, en los planes tampoco estaba que Richard Carapaz (EF Education) conseguía el maillot amarillo —total, Pogacar ni Remco lo querían— con la consecuente alegría en forma de hito histórico: es el primer ecuatoriano en ser líder del Tour de Francia.
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En el Tour pasan estas cosas, cada día, a pesar de la tranquilidad aparente que reina en el pelotón en estas etapas llanas, se generan nuevas narrativas. Como apuntaba nuestro compañero Xavier Gilabert en X (@tourdegila) las tres primeras etapas italianas han cundido mucho a los equipos modestos: "han ganado DSM, Arkéa e Intermarché, que son el 18º, 14º y 19º respectivamente en el ranking UCI por equipos". Una alegría en forma de puntos y visibilidad a escuadras con muy pocas victorias. "Desde que empecé a hacer ciclismo, no había ni soñado estar en el Tour de Francia, pero ahora es que no lo puedo creer. Conseguir una victoria aquí... —comentaba el eritreno muy emocionado antes de salir al podiio— Quiero dar las gracias a mi mujer y mi familia ya todos los africanos y eritreos. Ahora ya somos parte de las grandes carreras». Y recalcaba: "¡Felicidades a todos los africanos!"