Tadej Pogačar y Jonas Vingegaard protagonizan la dinámica impredecible y caprichosa de este Tour de Francia. Las alegrías se trasladan de un lado al otro como si se tratase de una especie de péndulo, por momentos incontrolado. El mensaje a tu rival en forma de golpe moral se ha instalado como una pieza indispensable en el tablero; en el Macizo Central fue el danés, en la primera jornada en los Pirineos ha sido el esloveno. En medio de este juego psicológico, Remco Evenepoel se consolida como la alternativa en el podio consciente de sus virtudes y sus defectos en un gran trabajo de introspección y serenidad.
Todo relato tiene un hilo conductor. Ese recurso narrativo trasladado al plano del Tour de Francia se traduce en el ímpetu y la voracidad de Pogačar por atacar y agitar la carrera. La ascensión a la estación de esquí de Pla d’Adet ha sido la enésima ocasión en la que el esloveno ha llevado la iniciativa. Y al igual que sucedió en el Galibier, el ciclista del UAE Team Emirates ha vuelto a poner en aprietos a Vingegaard en un movimiento que como él mismo confesaba en línea de meta no estaba planeado. “El ataque ha sido instintivo, porque la idea era disputar la etapa con un esprint duro para arañar algunos segundos, pero la situación ha acabado siendo todavía más positiva”, ha señalado.
Fotografía: Charly López
El resultado: +43” con el danés —ya está a 1’57” en la general— y un gran paso para conquistar su tercer maillot amarillo. Esa hoja de ruta planificada en el autobús ha cambiado a mitad de la subida. El instinto caníbal florecía. La realización mostraba a Pogačar conversando con su compañero Adam Yates y en el cambio de plano el británico aceleraba distanciándose del pelotón. Se evidenciaba una estrategia diferente, ¿quizá buscando la reacción de un Visma algo desdibujado? Incluso Evenepoel negaba a Gianni Moscon cuando éste trataba de coger el mando del grupo para secar este dardo envenenado.
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— Tour de France™ (@LeTour) July 13, 2024
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Sea como fuere, el explosivo zarpazo del esloveno ha llegado a 4,5 km de meta. Vingegaard, como de costumbre, no ha salido al cambio de ritmo confiando en recuperar cuando la situación se estabilice. Pero esta vez ha sido diferente. El puente con Yates, aunque efímero, ha sido suficiente para que Pogačar tuviese un pequeño respiro para lanzarse hacia su decimotercera victoria de etapa en la ronda gala. Mientras el vibrante pasillo de público se abría dando paso a los ciclistas, a excepción de un energúmeno que le ha lanzado una bolsa de patatas a la cara al ciclista de UAE, la diferencia entre ambos se estiraba de forma insalvable y el dominio táctico, moral y jerárquico regresaba a manos eslovenas.
Oier Lazkano (Movistar Team) ha vuelto a mostrar su gran reportorio y su excelente motor desde la fuga, coronando en primer lugar el Torumalet y siendo uno de los protagonistas buscando el triunfo de etapa / Fotografía: Charly López
Fotografía: Charly López
El Tourmalet ha tenido una incidencia testimonial, pero su dureza intrínseca siempre deja un poso de fatiga y desgaste del que es difícil escapar. El primer duelo en los Pirineos ensalza a Pogačar, atenúa el punto de inflexión de Vingegaard, afianza a Evenepoel y confirma que Carlos Rodríguez sigue creciendo y acecha a João Almeida en la lejana batalla por la cuarta plaza. Mañana, el segundo capítulo.