Borja Barbesà | 09 Jul 2015
Vía París. Etapa 6: Abbeville - Le Havre
El sexto día de carrera transcurrirá mayoritariamente pegado a la costa normanda. Esto garantiza dos cosas: un recorrido muy escénico y alta probabilidad de viento. La etapa se juzga en una zona ligeramente elevada de Le Havre, con lo que los sprinters puros cotizan ligeramente a la baja en relación al día anterior.
Apuesta conservadora: Peter Sagan
Apuesta arriesgada: Davide Cimolai
A quien durante la retransmisión de la etapa del domingo le llamaran la atención las imágenes del puerto de Rotterdam, hoy puede gozar de una panorámica similar cuando la carrera llegue a Le Havre. Aunque quizá no sea muy del gusto mayoritario, la vista aérea de una zona portuaria puede ser para algunas retinas un espectáculo fenomenal; en este sentido Le Havre no mueve el volumen que mueve Rotterdam, pero 1.100 hectáreas de dársenas no se ven cada día. Cómo no vincular, por cierto, este entorno y este topónimo con el todavía último largometraje de Aki Kaurismäki, su enésima demostración de depuración formal y conciencia de clase bien entendida.
Para compensar la anterior seudoapología feísta, nos podemos trasladar a la parte central de la etapa para contemplar un tipo de belleza de más consenso. Los acantilados más altos y más hermosos de Normandía, casi tan blancos como los White Cliffs de Dover y sin nada que envidiarles, se encuentran en los alrededores de Fécamp. Esta pequeña ciudad antaño llegó a ser el primer puerto de Francia en la pesca de merluza, pero hoy también vive dedicada al turismo. A los mencionados acantilados hay que añadir una playa estupenda, larga, ancha y blanca, cuyos peros los aborígenes mediterráneos se los empezaríamos a poner en el momento de meter la punta del pie en las frías aguas del canal de la Mancha. Si al espectador finolis Fécamp le parece que huele un poco a pescado en conserva, que siga la etapa una veintena más de kilómetros hasta llegar a Étretat, un poco más chic por la larga tradición de acogida de veraneantes parisinos y también con unos acantilados de célebres formas caprichosas. En este caso, sin embargo, se expondrá a que los de antes, los del puerto de Le Havre y de Kaurismäki, le llamemos postalero.
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Mañana: séptima etapa entre Livarot y Fougères, de 190,5 km