Fue el 21 de marzo de 1971. Luis Ocaña gana la primera etapa de la Setmana Catalana. Cuatro días más tarde, Raymond Poulidor, el entrañable Pou Pou, consigue la general absoluta de la prueba. Son días de alegría y esplendor. Al año siguiente, en 1972, la Setmana se la lleva Miguel María Lasa; en 1973 es para Luis Ocaña y, en 1974, para Joop Zoetemelk. En ese mismo período, la Escalada a Montjuïc completa una nómina de campeones nada envidiable —o casi mejor— con tres victorias para Eddy Merckx y una para Jesús Manzaneque. En esas cuatro temporadas, Moritz riega con burbujas y cebada todos estos pódiums al estilo de otras empresas cerveceras a nivel europeo. ¿Qué más se puede pedir?
Raymond Poulidor durante la Escalada a Montjuïc de 1965
Pero los ciclos se acaban, las oportunidades se desvanecen y los sueños se rompen. En 1974, la crisis económica —principalmente— empujó a la marca a romper su vinculación con el D.C. Barcelona, la entidad organizadora de la Setmana y la Escalada, entre otras muchas pruebas. Durante esos años, de 1971 a 1974, la condición de patrocinador principal del club puso a Moritz en el principal escaparate ciclista mundial. Coincidió con una de las mejores épocas de las dos pruebas aunque, por ejemplo, la Setmana Catalana tejió un palmarés de primer nivel a lo largo de sus 42 ediciones anteriores y buena prueba de ello son el primer y el último nombre de esa lista: José Pérez Francés, en 1962, y Alberto Contador, en 2005.
La Escalada, por su parte, tuvo una vida muy pareja y con 44 ediciones consiguió sumar también un palmarés ilustre. La prueba se creó en 1965, con victoria para Federico Martín Bahamontes, y desapareció en 2007, en una edición que ganó Dani Moreno. Las subidas al castillo de Montjuïc a través del mítico circuito son una de las estampas más recordadas por muchos aficionados al ciclismo. No en vano, la Escalada era, tradicionalmente, la prueba que cerraba la temporada y eso caló fuertemente en el imaginario colectivo: una matinal ciclista con presencia de todos los equipos españoles de cadetes, juveniles y aficionados. Más de mil corredores agrupados en Montjuic para ver a Merckx, Delgado, Indurain o Chiappucci. Basta decir que corredores como Gianni Bugno se han retirado en las míticas rampas de Montjuïc.
Eddy Merckx participó en varias ocasiones en las competiciones organizadas por el el D.C. Barcelona durante los años setenta (fotos: archivo Inverses)
Pero más allá de las dos pruebas más emblemáticas, la actividad del D.C.B.-Moritz era muchísimo más amplia y en el capítulo organizativo, con Joaquim Sabaté al frente, coleccionó un catálogo de competiciones único. Por poner un ejemplo, en 1973 organizó treinta y tres carreras entre pruebas sociales, juveniles, aficionados y profesionales, en las que participaron un total de 1.501 ciclistas. Eso supuso un total de 2.732 kilómetros recorridos por parte de los participantes que se repartieron premios por un valor total de 1.256.750 de las antiguas pesetas —algo más de 7500 euros—. Son cifras que traducidas remiten a una fotografía, la los socios del D.C.B. que des de los años sesenta ayudaban a montar las carreras. Cada semana. En cada rincón. En todas las categorías. Cerveza y ciclismo. Una asociación que no quedó ahí ya que, más posteriormente, la cervezar Águila también se unió a la Vuelta a España o, incluso, el paradigmático ejemplo de la Amstel Gold Race —nacida en 1966— perdura como muestra de que este matrimonio puede funcionar.
Queda por ver hasta dónde llegarán propuestas futuras en el mundo ciclista empezando por el renacer de Moritz dentro de este deporte. Por ahora la aventura ha cogido forma con el patrocinio de la Volta a Catalunya —aplazada hasta 2021, en la que celebrará la edición del centenario— donde Moritz es una de las marcas principales con la esponsorización del maillot al mejor ciclista catalán.